Mostrando entradas con la etiqueta Belleza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Belleza. Mostrar todas las entradas

lunes, 26 de mayo de 2014

Contemplación y creatividad

Rembrandt: Aristóteles.

"(...) Al ponernos en comunión con Dios, la oración nos hace participar de la creatividad de Dios. La contemplación alimenta nuestras facultades creativas y nuestra inventiva. En particular el dominio de la belleza. 
El arte contemporáneo está falto cruelmente de inspiración, produce con frecuencia obras de penosa fealdad, teniendo el hombre sed de belleza.
Solo una renovación de fe y oración podrá permitir a los artistas reencontrar las fuentes de la verdadera creatividad para estar en condiciones de proporcionar al hombre la belleza que tanto necesita, como hicieran un Fra Angélico, un Rembrandt, un Juan Sebastian Bach".

Jacques Philippe; La oración, camino de amor. Ed. Rialp.

Rembrandt: El filósofo meditando, 1632.

Fra Angélico: Virgen María anunciada, 1433.

Fra Angélico: El juicio final, 1431

Fra Angélico: La conversión de san Agustín

lunes, 10 de febrero de 2014

¿Marcando estilo?

Me gusta la moda. Si bien me interesa sobre todo desde un punto de vista antropológico,
invierto parte de mi tiempo en estar al día en tendencias. Para ello, consulto blogs y webs de moda.

Muchos comienzan colgando su fotos con modelitos que les gustan, por lo general, chicas monísimas a las que todo queda bien. Algunas han despuntado, marcan tendencia; incluso acaban haciendo de esto su profesión: “bloggers de moda”. Diseñadores y revistas femeninas cuentan con ellas y ellos como colaboradores, para que luzcan palmito en los front row de los desfiles, o para decorar sus photocalls. También son vía indiscutible para que firmas incipientes se abran paso en el mercado. A sus blogs todo el mundo acude para saber “qué se lleva”. 

Ya os digo que frecuento estas páginas porque me gusta hacerlo, y sobre todo, ver cómo algunas han ido perfeccionando su estilo. Pero me llama poderosamente la atención que así como estas webs tienen una estética bonita, las fotos suelen ser buenas, y las propuestas también... ¡la mayoría de estos blogs están plagados de incorrecciones ortográficas! Me pregunto porqué si se cuida tanto la imagen personal, no se cuida la corrección de estilo. Estilo ortográfico, se entiende. Animo a todos esos bloggers, ideales y divinos, a leer un poco, a preocuparse también por su estilo interior. Puestos a marcar tendencia, ¿por qué no hacerlo en todos los sentidos? No es difícil.


jueves, 18 de abril de 2013

jueves, 10 de enero de 2013

Belleza en el horizonte

Fuente: Carlos Goñi en Arvo.net

No me extraña que para Alexander Blok el arte fuera «el presentimiento de la verdad» y para André Forssard, «una mentira que dice la verdad».

En la antigüedad, arte era sinónimo de técnica (tekne, en griego, y ars en latín) y comprendía todos los procedimientos llevados a cabo para conseguir un fin práctico, así se hablaba del arte de construir, de navegar, de escribir, del arte de la guerra, de la caza, etc. Nosotros, en cambio, reservamos el nombre de arte a la actividad técnica que busca la creación de belleza. Así, decimos que una obra de arte es un producto de la actividad humana con un carácter universal que tiene como valor principal la belleza. La búsqueda de la belleza hace que la obra producida por el artista supere su sentido meramente práctico y adquiera un carácter universal. Por ese motivo, la obra de arte propiamente no tiene ninguna utilidad práctica (como mucho, adorna) y puede ser disfrutada, en todo tiempo y lugar, por cualquier persona. A lo largo de la historia, el ser humano se ha servido de las creaciones artísticas como imprescindibles medios de comunicación. Siendo el arte un lenguaje universal, puede traspasar fronteras espacio temporales y llegar adonde no llegan otras manifestaciones culturales. Por eso, el bagaje artístico de un pueblo nos sirve para entender mejor su cultura, sus creencias, sus preocupaciones, sus proyectos, sus frustraciones, en fin, su forma de ver el mundo.


El arte es la capacidad que tiene el ser humano de crear obras bellas, que no solamente obedecen a leyes técnicas, sino, sobre todo, al genio creador del artista. La función del artista consiste en domesticar la materia para que en ella se exprese la belleza, para lo cual, muchas veces tendrá que dejar que la obra se desarrolle libremente, otras tendrá que asistir a la materia para que dé a luz la belleza que contiene en su interior. Miguel Ángel decía que cada trozo de mármol contiene una escultura y que el escultor sólo tiene que quitar la piedra sobrante. Esa domesticación de la materia quedó expresada en la inscripción que el ingeniero romano julio Cayo Lacer colocó en el puente de Alcántara: Ars ubi materia vincitur ipsa sua, es decir, artificio mediante el cual la materia se vence a sí misma.

La experiencia de muchos artistas pone de manifiesto que la obra de arte tiene una dinámica propia y que se asemeja a un ser vivo: nace y crece. El nacimiento se corresponde con la idea inicial (la inspiración) y el crecimiento con el trabajo del artista. Si resulta misteriosa la experiencia de la inspiración no lo es menos la del trabajo artístico. En lo más íntimo de su taller, el genio creador sabe que su trabajo consiste en dejarse sorprender por su propia creación. Así, cuando la obra adquiere independencia, ya no pertenece propiamente al artista y pasa a formar parte del universo de las creaciones artísticas.

El proceso creador culmina con una obra que será no sólo un producto material, sino también un vehículo de expresión de sentimientos y un medio de comunicación de ideas, de educación y conocimiento.

Una característica esencial de una obra de arte es que, al contemplarla, se produce un goce estético. Todos hemos tenido alguna vez esta experiencia en la que descubrimos, como pensaba Kant, la huella del espíritu humano en los objetos bellos; mediante ella salimos, como decía Schopenhauer, de nosotros mismos y quedamos como extasiados, o simplemente sentimos placer al contemplarla.

El carácter experiencial del juicio estético ha dado lugar a entenderlo como un juicio meramente subjetivo. Es el sentido del dicho: «sobre gustos no hay nada escrito». Sin embargo, aunque el juicio estético contenga una buena dosis de subjetividad, eso no significa que no existan criterios objetivos para determinar si una obra es artística o no. Quizá «sobre gustos» sí haya mucho escrito, lo que pasa es que no lo hemos leído. Probablemente, un joven prefiera escuchar la última canción de su grupo favorito antes que una sinfonía de Beethoven, entonces, ¿por qué esta última se considera una obra de arte y aquella no? Quizá porque el juicio estético, aunque es subjetivo, contiene una cierta dosis de objetividad otorgada por la belleza.

Los filósofos que se han dedicado a estudiar las condiciones de posibilidad de la obra artística como actividad humana, así como los problemas que se derivan de ella: la comunicación artística, su valor, los diferentes lenguajes artísticos, etc., se pueden agrupar en dos grandes tendencias que entienden el arte de forma distinta: 
- El arte como medio de expresión: mediante su obra, el artista comunica sentimientos, emociones, ideas, desacuerdos, etc. 
- El arte como realización bella: la obra de arte no pretende expresar nada, sino solamente provocar un goce estético en quien la contempla.

Konstantin Korovin: Dos mujeres en la terraza, 1911.
Seguramente las dos teorías son compatibles, ya que nuestra experiencia estética tiene en cuenta tanto el elemento expresivo como el puramente formal. Es decir, hay obras que nos gustan por lo que comunican y hay otras que nos gustan por su belleza intrínseca.

Todos disponemos de sensibilidad estética, pero no todos somos críticos de arte. Descalificar una escultura, un cuadro, un poema o un edificio porque no nos gustan, resulta a veces precipitado. Si están considerados como obras de arte, lo mejor es que nos dispongamos a escuchar a los entendidos y a dejarnos formar nuestro juicio estético.

La filosofía del arte nos ofrece algunos indicadores para determinar si estamos o no ante una auténtica obra de arte. Estos indicadores son cuatro:

Primero: la obra de arte supone un hecho comunicativo, donde los papeles de emisor (artista) y receptor (público) no son intercambiables como ocurre en la comunicación habitual. Además, el arte no tiene barreras idiomáticas ni espacio temporales, como ya hemos dicho.

Segundo: la obra de arte es original y como tal debe sorprender al espectador. Ser original no es fácil, porque se debe contar siempre con que el público entienda el mismo código que utiliza el artista y a la vez salirse de él.

Tercero: la obra de arte guarda un equilibrio formal, es decir, por muy libre que sea, está sometida a ciertas normas de composición que se conocen como canon artístico. Si el canon es muy estricto se puede caer en el academicismo, con el riesgo de perder la originalidad.

Cuarto: la obra de arte expresa el talento del artista. De aquí surge una pregunta que nos hemos hecho muchas veces: ¿una producción adquiere el rango de obra de arte porque está hecha por un artista, o alguien es un artista porque crea obras de arte?

Las extravagantes manifestaciones artísticas de las últimas décadas nos pueden llevar a pensar que estamos presenciando el final del arte, el fin de la belleza. (...)
Si en nuestros días el hombre se encuentra desorientado es debido a que ha dado la espalda al resplandor de la verdad que es la belleza. En su poema Los versos, José Manuel Gutiérrez escribe: «Tan pequeños, los versos / guardan la Luz en sus bolsillos». 

En la medida en que el hombre sea capaz de recuperar esa luz, podrá volver a orientarse. Una vez más, en el arte, en la belleza, radica nuestra esperanza.

viernes, 6 de julio de 2012

Arte, un regalo de Dios

Por Jesús Ortiz López en Arvo.net

Pascal afirmaba que el corazón tiene sus razones que la inteligencia no entiende, dado que el ser humano es un misterio abierto al infinito, capaz de grandezas y miserias en un mismo corazón.

Pablo de Tarso invitaba a los creyentes a meterse en el corazón de Cristo para conocer el amor de Dios y reconocerse como hijos de Dios: “Que Cristo habite en vuestros corazones por la fe -escribe-, enraizados y fundamentados en la caridad, para que podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo que supera todo conocimiento, para que seáis colmados de toda plenitud de Dios” (Ef 3,17-19).

El Vaticano II viene a decir lo mismo: “el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del Verbo encarnado” (GS, 22).
El arte es un gran regalo de Dios a los hombres y los artistas son geniales constructores de belleza que nos ayudan a superar la vulgaridad y abismarnos en el misterio del ser. Es un hecho que el cristianismo ese ha aliado con el arte. Desde los primeros tiempos la Iglesia ha necesitado de los artistas para anunciar el Evangelio, reconoce Juan Pablo II en la Carta dirigida a los artistas. La Iglesia nunca ha despreciado la palabra y la imagen, la música y la materia para difundir su mensaje. Lo contrario supondría incluso retornar a la herejía de los iconoclastas.

Jesús Fernández Moreno
El Monasterio de El Escorial es una monumental obra de arte concebida según el sentido cristiano de la vida, cuando el antropocentrismo moderno comenzaba ya a descentrar al hombre y a la sociedad. Si el arte es siempre un puente tendido hacia la experiencia religiosa, en El Escorial resplandece la belleza de Dios y la magnificencia del hombre para asombro y elevación de las futuras generaciones. Será suficiente mencionar algunos datos para comprenderlo mejor: sus fachadas tienen 207 mts. Y 160 mts. respectivamente, y las 4 torres llegan a 55 mts. de altura. En total hay 15 claustros, 16 patios, 88 fuentes, 1.200 puertas y 2.600 ventanas.

La Basílica está concebida como el nuevo templo de Jerusalén que ya goza de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, y viene precedido por el Patio de los reyes que representa, en su desnudez, a Israel en la espera multisecular del Redentor. La cúpula alcanza los 92 mts. mientras que las torres que flanquean la entrada llegan a 72 mts. En su interior, el Retablo es una catequesis sobre los misterios gozosos, dolorosos, y gloriosos de la vida de Cristo y de María, y está en función del Tabernáculo. Se trata de un templete realizado con mármoles y bronces muy valiosos que tiene 4,50 mts. de altura y 2 mts. de diámetro. Todo este conjunto básico del templo, monasterio, mausoleo y apartamentos reales se realizó en ¡sólo en 21 años! Hoy disponemos de más medios y mejores técnicas pero parece que nos falta corazón: no sabemos hacer catedrales ni iglesias donde brille el esplendor de la belleza.

Si Dios es la belleza y el artista la busca incansablemente, el arte ha de encontrarse con Dios. La belleza, la verdad y el bien, se unen de modo sublime en la persona de Jesucristo. El mundo necesita la belleza y el arte debe contribuir a la Redención, sobre todo los artistas que de verdad creen en Dios, en Jesucristo y en la Iglesia. De ahí que Juan Pablo II les diga: “Os toca a vosotros, hombres y mujeres que habéis dedicado vuestra vida al arte, decir con la riqueza de vuestra genialidad que, en Cristo, el mundo ha sido redimido, redimido el cuerpo humano, redimida la creación entera”.

A los demás mortales se nos pide sólo una mayor capacidad de contemplación y más sentido crítico respecto al arte y al religioso en particular. La sociedad tiene necesidad de grandes artistas y la comunidad cristiana necesita que tengan una buena doctrina y una vida coherente con la fe. Y probablemente todos necesitamos mucha magnanimidad para superar la vulgaridad en el arte sacro y en la liturgia. En El Escorial podemos contemplar una materia transfigurada de belleza porque unos hombres geniales tenían fe en Dios y estaban bien unidos al Artista del universo.

sábado, 13 de marzo de 2010

Belleza integral


Belleza es palabra tan ligada a la mujer que no se comprende la una sin la otra. Allí donde la belleza se falsifica o deforma, la identidad femenina queda oscurecida. Así ocurre con frecuencia en el mundo audiovisual, donde se echa en falta una visión integral de la persona.

*Por Pablo Prieto

A diferencia de la naturaleza y de los objetos artísticos, donde encontramos una belleza, existe una belleza, que es la específicamente personal, la belleza responsable, con rostro, que sabe y responde de sí. La llamamos belleza integral porque resulta de asumir el hombre sus diversas dimensiones: lo físico, lo psíquico y lo espiritual. Esta integración, aunque ya incoada en nuestra naturaleza, está sin embargo por cumplir, por lograr, por inventar mediante nuestra libertad. De ahí que la belleza integral reclame necesariamente la creación personal. Es, por así decir, la belleza que alguien se saca de dentro y a la qre responde con su actitud y temple ético, pero también mediante artes específicas.

Por ser el cuerpo palabra originaria de la persona y como su signo eficaz, la belleza integral se vive y manifiesta ante todo corporalmente. Para ello requiere el concurso, entre otras cosas, de las artes de la intimidad: arreglo personal, cortesía, vestido, diseño, decoración, y multitud de otras actividades, por lo general manuales, que inventan y modulan la convivencia.

Su manifestación tiene lugar según cinco niveles:

a) El cuidado del aspecto, mediante el que se actúa sobre el campo magnético de la presencia.

b) El hogar, que es obra común de todos sus miembros, donde reluce la armonía peculiar de cada familia, su estilo, su excelencia, sus peculiaridades.

c) Posteriormente, la belleza integral aflora en la amistad, y de modo singular y paradigmático en el amor erótico, confiriéndoles lirismo y hondura.

d) Desde los niveles anteriores la belleza integral se proyecta en la compleja trama de las relaciones sociales, insuflando en ellas aliento de humanidad.

e) Por último, y como cerrando el círculo, los medios de comunicación, en particular las expresiones artísticas del mundo de la imagen (cine, publicidad, moda, diseño), reflejan, interpretan y configuran los niveles anteriores.

Elemento esencial en este tipo de belleza es el discernimiento, por vía afectiva, del significado esponsal del cuerpo, fundamento de la complementariedad entre varón y mujer. Esta sabiduría práctica en torno a la corporeidad es lo que otros llaman modestia, decoro, pudor, decencia, etc.

Otra característica de la belleza personal o integral es su carácter biográfico o narrativo, pues le es esencial aquel argumento que hace de cada vida algo único. Las artes mencionadas antes se dirigen precisamente a intensificar el sentido argumental, confiriendo a la vida cierto aire de novela o película, es decir, un todo con sentido. De este modo, cualquier vida, por corriente que sea, se torna digna de contemplarse, despierta admiración, irradia belleza.

Fomentar, captar y responder a la belleza integral requiere una ardua y exigente disciplina ascética, especialmente el recogimiento habitual y el dominio de la mirada. Así entrenado, el corazón se abre de modo espontáneo a la excelencia de la persona y siente la incitación de su misterio.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Belleza que salva

Tatiana Kasatkina dirige la comisión de estudios sobre Dostoievsky de la Academia de la Ciencia Rusa, el mayor órgano cultural de este país. «Mis padres eran bautizados, pero no creyentes; mis abuelas eran creyentes, pero nunca me hablaron de Dios porque estaba prohibido. Pero yo a los cinco años ya creía que Dios existía y que era bueno, como una madre», explica. «No pude hablar con nadie de esto, ni leer sobre Dios, hasta que a los once años leí El idiota, de Dostoievsky, y me confirmó lo que ya sospechaba, que la realidad habla de una realidad más profunda».

Un autor bajo vigilancia

El genial autor de Crimen y castigo sufrió una cuarentena cultural bajo el dominio comunista. «Siempre lo mantuvieron fuera de las lecturas y estudios escolares. En los últimos años lo mencionaban algo, pero sólo por sus libros sobre pobres y miserables», explica Kasatkina.

«Si pedías un libro suyo en las bibliotecas, había orden de apuntar tu nombre en una lista especial. Se desaconsejaba activamente su lectura. Hasta 1956 no se volvió a reeditar nada suyo. Y tiene lógica. En 1972 empezaron a reeditarse sus obras completas, que se acabaron en 1990... justo cuando se hundió el comunismo. Creo que no fue una casualidad», señala la académica. Según Kasatkina, «si desapareciera toda la cultura rusa, pero quedaran las obras de Pushkin y las de Dostoievsky, podríamos salvar todo el entramado de la Rusia cristiana».

Así salva la belleza

Es conocida la provocadora frase del escritor: «La belleza salvará al mundo».
Se refiere, dice Kasatkina, a que «cuando vemos algo bello, queremos compartirlo, anunciarlo a otros, extenderlo y difundirlo; además, Dios hizo el mundo, hay belleza en él, y esto debe decirse, porque es verdad. Por otra parte, la belleza busca unir a las personas para la contemplación. Incluso cuando está oculta. Dostoievsky nos enseña a buscar la belleza y la verdad en el enfermo, en el loco, el débil, el borracho, algo que es muy paradójico y muy cristiano. Enseñaque toda persona es imagen de Dios, y que además es una boca por la que Dios nos habla».