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martes, 12 de julio de 2016

Decálogo para formar un delincuente en verano

El juez de menores Emilio Calatayud vuelve a sorprendernos con su genial ironía. Esta vez nos explica cómo criar delincuentes veraniegos sin esfuerzo:

Capítulo primero 

Desde su más tierna infancia, dé a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo le pertenece. Y en verano, queridos padres, esforzaos doblemente, así, cuando lleguen septiembre y las clases, os hará una bonita peineta y se quedará en la cama. Por supuesto, que el móvil esté siempre a su disposición, no vaya a ser que le entre un trauma al chiquillo en plenas vacaciones y os denuncie por maltrato psicológico.

 Capítulo segundo 

No se preocupe por la educación ética o espiritual de su hijo. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente. Y en verano no se preocupe por la educación a secas del niño, que esté dando la lata en la piscina hasta las tres de la madrugada y si alguien le riñe, póngase de parte de su hijo.

Capítulo tercero 

Cuando su hijo diga palabrotas y groserías, celébrelo con unas sonoras carcajadas. Eso le animará a hacer cosas todavía más graciosas como tirarse a lo bomba sobre niños más pequeños que están intentando aprender a nadar o hacer equilibrios sobre la barandilla del balcón del apartamento, etc.

Capítulo cuarto 

Nunca riña a su hijo ni le diga que se ha comportado mal. Podría crearle un complejo de culpabilidad. ¡Y a ver quién encuentra un psicólogo en pleno verano para que anime a la criaturita!

Capítulo quinto 

Recoja todo lo que su hijo deje tirado por ahí. Ni se le ocurra obligarle a recoger los bañadores mojados ni las chanclas ni nada, que le puede dar la ciática. Que lo haga la madre que los parió o el ‘pae’… Que los niños están de vacaciones. Seamos comprensivos.

Joaquín Sorolla y Bastida, 1863-1923 

Capítulo 6 

Déjele ver y leer todo lo que salga por el móvil o la tele (porque no creo que se les ocurra coger un libro). Que su cabeza se llene de basura, pero que los cubiertos con los que come estén limpios como los chorros del oro. Por supuesto, no hace falta que el niño se lave las manos o se ponga una camisa para comer después de venir de la playa o la piscina, que igual le da una lipotimia. Y si van a un restaurante, que deje el asiento bien mojado para que el que venga luego lo sienta fresquito. 

Capítulo 7 

Discuta con su mujer o con su marido siempre que pueda y delante de los niños. En verano hay todo el tiempo del mundo para dedicarse a esa práctica tan instructiva para los hijos.

Capítulo 8 

Sed generosos con los niños. Que en verano tengan todo lo que pidan: la barca hinchable, el viaje en pedalo, el parque acuático, los frigodedos para desayunar, comer y cenar, la entrada para la discoteca de adultos… Si lo hacéis así el niño nunca sospechará que para conseguir esas cosas hay que trabajar.

Capítulo 9 

Satisfaga todos sus deseos, apetitos y placeres. El sacrificio y la austeridad podría suponer una frustración más grande que la muerte de ‘Chanquete’. Y eso tampoco es, que la generación de la EGB todavía no se ha recuperado de aquello.

Capítulo 10 

Póngase siempre de su parte en cualquier conflicto que tenga con otros veraneantes. Que destruye una estatua de arena de playa que a un tipo le ha costado dos días levantar y éste le grita, denuncie al artista por agredir psicológicamente a un menor. Hasta ahí podíamos llegar…

Sed felices.

lunes, 12 de enero de 2015

Cómo ser una "mala" madre

(Artículo original en inglés: 12 ways to be the meanest mom in the world de Megan Wallgren). 

Cuando tus hijos te dicen que eres “mala”, debes de tomarlo como un cumplido. No cedas a los caprichos de tus hijos, pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde. 

Una vez, después de ir de compras, salí de la tienda sin ceder a la rabieta de mi hija por una galleta. Una mujer me detuvo en el aparcamiento y me dijo que era la mejor madre en el centro comercial. Mi hija definitivamente no pensaba lo mismo. Cuando tus hijos te dicen “mala” tómalo como un cumplido. 

La nueva generación ha sido considerada la de los niños más perezosos, más groseros, menos limitados y sin restricciones en la historia. Las cosas que se dicen sobre los niños malcriados y consentidos asustan a la mejor de las madres. La verdad es que: la culpa no es solo de los niños, sino también de los padres. Lo más fácil en la vida es ceder a todos los caprichos de nuestros hijos. Después de todo, ¿acaso no todas queremos ser la mamá molona? 

No cedas a los caprichos, tus hijos pueden pensar lo peor de ti ahora, pero te lo agradecerán más tarde. 

Aquí hay 12 maneras para que te asegures de ser la madre más mala del mundo: 

1. Asegúrate de que tus hijos se acuesten a dormir a una hora razonable.

¿Habrá alguien que no haya oído hablar de la importancia de una buena noche de sueño para la salud de un niño? Se una madre responsable y manda a tu hijo a la cama a su hora. Nadie dijo que el niño deba desear irse a dormir. Puede resistirse al principio, pero con constancia, va a saber que estás hablando en serio. Después de darle un beso de buenas noches, saborea la paz que trae el silencio o disfruta de tiempo de calidad con tu pareja. 

2. No les sirvas postre a tus hijos todos los días.

Las golosinas deben guardarse para ocasiones que lo merezcan. Esto es lo que las hace especiales. Si solo cedes a las demandas de tu hijo y le das caramelos todo el tiempo, no va a poder apreciar el gesto cuando alguien le ofrezca un regalo dulce de recompensa. Además, piensa en todas las facturas del dentista y del médico que pueden resultar por el exceso de esta indulgencia. 

3. Hazles pagar por sus propias cosas. 

Si quieres algo, tienes que pagarlo. Esa es la forma en que funciona la vida de los adultos. Para asegurarte de que tus hijos no vivan contigo para siempre, es necesario enseñarles hoy que los aparatos electrónicos, videojuegos, salidas al cine, uniformes y equipos deportivos de los que tanto gozan SI tienen un precio. Si tienen que pagar por todo o por parte de ese costo, van a apreciarlos todavía más. También puedes evitar pagar por algo que tu hijo realmente no deseaba. Si él no está dispuesto a pagar la mitad que le corresponde es muy probable que no lo quiera tanto. 

4. No les facilites la vida 

Algunos niños tienen un despertar muy difícil cuando consiguen un trabajo y se dan cuenta de que las reglas en realidad sí se aplican a ellos. Tienen que llegar a tiempo y hacer lo que el jefe les pide. Y, (¡oh no!) habrá muchos aspectos del trabajo que ni siquiera les gustan. 
Si no te agrada el profesor de tu hijo, su compañero de laboratorio, la posición asignada en el campo de fútbol o la ubicación de la parada de autobús, evita la tentación de hacer un escándalo o de mover palancas con tus contactos hasta arreglar la situación a su preferencia. Haciendo esto le estarás robando a tu hijo la oportunidad de aprender o sacar algo bueno de una situación difícil. Enfrentar circunstancias no ideales es algo que tendrán que hacer la mayor parte de su vida adulta. Si los niños no aprenden a manejar y sobrellevar la situación, estarán encaminados al fracaso. 

5. Hazlos hacer cosas difíciles. 

No asumas control automáticamente cuando las cosas se ponen difíciles. Nada les da a tus hijos un mayor impulso de autoconfianza que tomar las riendas de la situación y superar algo difícil para ellos. 

6. Dales un reloj y un despertador.

A tu hija le irá mucho mejor si aprende la responsabilidad de administrar su propio tiempo. No siempre vas a estar ahí para recordarle que apague el televisor y que debe prepararse para salir y llegar a su compromiso a tiempo. 

7. No te preocupes por comprarles el último modelo.

Enséñales a tus hijos a sentir gratitud y satisfacción con las cosas que tienen. Si siempre se preocupan por obtener el móvil más caro y más nuevo estando pendiente de quién ya lo tiene, vivirán encadenados a la deuda y a la infelicidad. 

8. Déjalos saborear las pérdidas.

Si tu niño rompe un juguete, no lo reemplaces. Él aprenderá una valiosa lección sobre el cuidado de sus cosas. Si tu hijo se olvida de entregar la tarea a tiempo, deja que se saque la mala nota que le corresponde o que se arregle con su maestro con una tarea adicional para compensar el crédito perdido. Estás enseñando a tus hijos el concepto de la responsabilidad – acaso no quieres criar hijos responsables? Seguro que ellos te recuerdan de las cosas que se te olvidan a ti. 

9. Toma control de la tecnología que usan. 

Si todos los demás padres dejan a sus hijos saltar de un puente, ¿tú también lo permitirías? No dejes que tus hijos vean un programa de televisión o jueguen videojuegos que no son apropiados para su edad sólo porque todos sus amigos lo han hacen. Si adoptas una postura firme en la educación de tus hijos, otros tal vez seguirán tu ejemplo. Se una influencia positiva en sus compañeros. 

10. Enséñales a que se disculpen 

Si tu hijo hace algo mal, enséñale a aceptar y confesar el error y a enfrentar las consecuencias. No escondas la grosería, la falta de honradez o el bullying bajo la alfombra. Si te equivocas, da el ejemplo y come un bocado de tu merecida torta de humildad. 

11. Cuida sus modales.

Incluso los niños pequeños pueden aprender los conceptos básicos de cómo tratar a otro ser humano con respeto y dignidad. Al hacer de la cortesía un hábito, les estarás haciendo un favor enorme. Los buenos modales pueden llevarte bastante lejos en la vida. Bien dice el dicho: “Se atrapan más moscas con miel que con vinagre.” 

12. Hazlos que trabajen de forma gratuita. 

Ya sea ayudando a la abuela en el jardín o como tutor voluntario para los niños más pequeños, asegúrate de que el prestar servicio sea una parte importante de la vida de tus hijos. Esto les enseña a mirar más allá de sí mismos y a darse cuenta de que otras personas tienen necesidades y problemas, y estos son — a veces más graves que los suyos. 

Y aún con todo el tiempo que pasarás siendo “la mala”, no olvides elogiar, alentar y recompensar a tus hijos por su buen comportamiento. Y también asegúrate siempre de que ellos sepan que los amas. Con un poco de guía y constancia de sus padres, tus niños pueden cambiar la historia y hacer de su generación una que se conozca por su buena voluntad y como una esperanza para el mundo.


jueves, 19 de julio de 2012

El decoro en la cuerda floja

Por: Josefina Figueras en asmoda.com

En nuestra convulsiva época se suele hacer una calificación muy “sui generis” que coloca algunas palabras y conceptos entre lo llamado “políticamente incorrecto”. Y la palabra decoro es uno de ellos. Sin embargo, desde la otra orilla, muchos se esfuerzan por reivindicar el verdadero significado del decoro como el respeto que la persona se debe a si misma y como consecuencia a los demás. El debate cobra especial intensidad cuando llega el verano porque si se prescinde del decoro se puede caer en una plaga por desgracia bastante corriente: la chabacanería ambiental.

La pérdida del decoro, que es un claro síntoma de retroceso social, puede expresarse de muchas maneras pero una de las más sintomáticas -y que en verano alcanza niveles altísimos- afecta a la forma de vestirse o mejor aun de desvestirse. Contra esta plaga se han alzado ya algunos ayuntamientos para exigir decoro como una forma de cuidar la imagen de la población y también respondiendo al aumento de las quejas ciudadanas.

Frente a la pretensión de algunos de pasearse casi desnudos por las calles, especialmente en poblaciones cercanas a la costa, se han arbitrado algunas medidas cortando los excesos con prohibiciones concretas, sujetas a multas, como por ejemplo no permitir además del desnudo el pasearse por las calles en bañador “para proteger el derecho de las personas como consecuencia de la falta de respeto a las pautas mínimas generalmente admitidas en relación con la forma de vestir que exige la ley”, como se publicó por ejemplo no hace mucho en Barcelona.

Algunas asociaciones, que defienden el derecho prehistórico de ir “sin ropa”, se han sentido “perseguidas” con estas prohibiciones y otras parecidas y lo han calificado incluso de “nudofobia”. Otros consideran que prohibir estos excesos es un ataque a la libertad. Sin embargo, considerando las cosas con objetividad, las medidas restrictivas en las calles y también en las entradas de algunas catedrales y monumentos históricos, tienen que ver con la educación y el respeto, pilares en los que se apoya la convivencia y el decoro que se quiere borrar del diccionario y de las calles.

En el fondo de este debate late un concepto equivocado de la libertad individual, que se quiere definir como un derecho de hacer y vestir cada uno según le venga en gana sin que nadie tenga derecho a poner determinados límites. En verano esta libertad abusiva toma mayores alas y cuando llega el buen tiempo hay quienes creen que los parques públicos son como la terraza de su casa y colocan la toalla sobre el césped, se embadurnan con el bronceador y se ponen a tomar el sol en bañador o en bikini. Y además de estos hay otros que ni se molestan en ponerse una camiseta y salen de casa en traje de baño y chanclas para defenderse mejor del calor reinante. O creen que los minishorts es una prenda adecuada para las calles de las ciudades.

Se suele alegar que estas actitudes no hacen daño a nadie. Pero, además de hacer daño a la vista, lo hacen a la imagen de las ciudades a las que hay que cuidar no solo manteniendo el aspecto de los jardines y los monumentos históricos, sino de su componente principal que son las personas. La convivencia es un pacto que dicta unas normas a las cuales todos tenemos que ajustarnos. Y deben tener también en cuenta el sentido ético y estético. No da lo mismo pasearse en bañador o vistiendo con una falta clara de la decencia más elemental, que casi siempre puede catalogarse en el apartado de la ordinariez y el mal gusto.

Detrás de estas actitudes, además del concepto equivocado de libertad, hay una muestra de mala educación y una de falta de respeto a los demás. La moda, con el decoro en la cuerda floja, tiene también una misión educativa que consiste en enseñar a vestir de la forma adecuada para cada ocasión sin quitar a nadie la legítima aspiración de querer un mundo en el que el buen tono, la estética y la decencia tengan también su lugar.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Coherencia para educar


José María Contreras es biólogo, aunque ha dedicado su vida a las relaciones humanas, especialmente en el campo de la formación de directivos. En la actualidad es Director de Formación y Desarrollo en una multinacional farmacéutica. Está casado y tiene tres hijos. Ha impartido cientos de conferencias sobre el hombre y sus relaciones con los demás, tanto dentro como fuera de España y es autor de varios libros.

Fuente: arbil.org


¿Se piensa poco?


En muchos casos se evita pensar. Al hombre le cuesta enfrentarse a sí mismo. Ponerse delante de un espejo y "cantarse las cuarenta". Pero lo necesita para ser más feliz.


Existen dificultades, ¿verdad?


Es cierto. Hay dificultades objetivas. Pero para aquello que a uno de verdad le interesa siempre encuentra tiempo. Se evita mucho el pensar en los hijos porque los pensamientos que surgen suelen ser exigentes.


Y la prisa…


También. Pero algunas veces parece que nos guste que haya prisa. Evita otros compromisos. Por eso a la prisa se le ha dado un sentido positivo. No hace mucho, de una persona con mucha prisa se decía que era un atolondrado; ahora es una persona muy importante.


¿Que respondería a la pregunta de qué es lo primero que se necesita para educar a los hijos?


Coherencia. Hay que procurar vivir lo que uno dice. Si no la educación no vale para nada. Porque los hijos perciben inmediatamente que uno dice cosas en las que no cree porque si las creyera, las viviría.

¿Por qué parece que es más difícil educar hoy?

Podría haber muchas razones pero me gustaría centrarme en una. Estamos haciendo una sociedad en la que cada esfuerzo lo hacemos con vistas a un beneficio inmediato. En la educación no hay recompensa a corto plazo.


La sociedad tampoco es que ayude…


Es verdad, por eso hay que poner más exigencia personal: El ambiente exterior se contrarresta con presión interior; con exigencia personal.


Pero los padres no somos dioses…


Claro que no. Lo que educa no es vivir una serie de valores, sino el luchar por vivir esos valores; en eso es en lo que se fijan nuestros hijos. Nuestra intencionalidad. Ellos también saben que no somos dioses.


Es que los hijos lo ven todo.


Y nosotros tenemos que demostrarles con nuestra vida. El lenguaje de los hechos es el que más comunica. Que sepan claramente cuales son nuestras prioridades. Ellos tienen que saber las cosas por las que no pasaríamos nunca y por qué.


Muchos padres entienden por educar el dar estudios.


Es verdad. Educar no es dar una beca. Uno pone dinero y el niño estudia, pero si educar fuera sólo enseñar a los hijos a ganarse la vida, habría hijos que no haría falta educarlos ¡se la van a ganar mejor que nosotros!. Educar es algo más que dar conocimientos.


¿Qué más?


En última instancia educar es enseñar a querer. Por eso uno tiene que saber hacer atractivos los valores. Es una necesidad en la sociedad en la que vivimos. Tener referencias que nos hagan atractiva la verdad. En el caso de los hijos son los padres. Sin la ayuda de éstos lo que se haga en los colegios u otras instituciones formativas vale muy poco.


¿Cómo son las relaciones padres-hijos en la actualidad?


Como siempre, pero con algunos matices especiales y no precisamente pequeños. Hay miedo a los hijos. Miedo a exigir que en realidad es miedo a exigirme. Miedo a que se enfaden. Hay una especie de complejo de inferioridad con respecto a ellos que está haciendo mucho daño a la sociedad en general y a nuestros hijos en particular.


¿Por qué?


Porque una persona no exigida, es una persona no valorada. Uno puede dar lo mejor de uno mismo cuando es exigido: la peor venganza con una persona es no exigirle. Fracasará como persona aunque llegue a ser un brillante profesional. No se exige en muchas ocasiones en aras de la tranquilidad.


¿Y …?


Y se está confundiendo tranquilidad con paz. La paz es una consecuencia de una forma de vivir: hay paz cuando hay exigencia, cuando hay lucha por mejorar, cuando hay vida. La tranquilidad se consigue con tranquilizantes.


¿Y así no se consigue nada?


Pues siendo realistas, evitar un disgusto hoy para tenerlo mañana… y sin remedio. ¡Cuánta gente se está culpando de no haber exigido en su momento y quizás se hubieran evitado algunas situaciones posteriores! Tengamos en cuenta que una persona no educada, es decir no exigida, se convierte en una generadora de sufrimientos en el futuro. En el terreno de la educación hay mucho sufrimiento evitable.


Pero uno puede educar bien y luego "salirle mal".


Claro. Tengamos en cuenta que el hombre es libre. Podemos educar a una persona en el amor al trabajo y luego ella no trabajar porque no le da la gana. Los padres tienden a echarse todas las culpas en los temas de educación. En muchas ocasiones no llevan razón, para tener culpa hace falta intencionalidad. Si no hay intención, no hay culpa.


¿Un padre o una madre por el hecho de serlo ya son buenos educadores?


No. Además de la intencionalidad hay que formarse, conocer las etapas por las que pasa un hombre. Igual que un jefe tiene que formarse. Unos padres para educar bien deben formarse. Es fundamental. Si uno no se forma es difícil sortear la cantidad de obstáculos que nos pone la sociedad actual.


¿Por qué no se hace?


Algunos lo hacen. Otros no saben que hay que hacerlo. O no saben cómo hacerlo. Hay otros que sabiendo que hay que hacerlo y como hacerlo se dejan llevar por la comodidad. La raíz de la mayoría de los problemas que tiene la sociedad occidental es la comodidad.


¿Algo para terminar?


La educación de los hijos es de lo más gratificante que el ser humano puede experimentar. Merece la pena porque ahí se encuentra una gran parte del éxito como persona. Y depende de nosotros.

martes, 19 de enero de 2010

Cuando lo anormal se presenta normal


Las series de televisión desautorizan a los padres y trivializan las drogas y el sexo

ABC 26/06/09

Las series televisivas que se emiten en horario de protección infantil desautorizan a los padres y trivializan asuntos como el consumo de drogas y las relaciones sexuales, según el estudio "Qué menores ven nuestros menores en televisión" de la Asociación de Usuarios de la Comunicación.
Este estudio ha sido elaborado para el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid con el fin de identificar las imágenes que se ofrecen a los niños y adolescentes y determinar qué valores se desprenden de las mismas, según ha informado este jueves la institución regional.
Se han analizado varios capítulos de 87 espacios televisivos durante de ocho meses, tanto protagonizados por menores como los que tienen a los menores como público objetivo.

El estudio concluye que se trivializa el tratamiento de aspectos como las relaciones sexuales de los adolescentes, incluso con adultos, o el consumo de drogas, especialmente el alcohol, "que se convierten en un rasgo imprescindible y rutinario de las relaciones entre iguales, sin que suelan aparecer referencias a las consecuencias que pueden provocar estas prácticas".
Estas características "se reflejan claramente", según el informe, en series como Física y Química o HKM. El estudio explica que tanto en la programación infantil como en la juvenil se cuestiona la figura paterna y de los adultos en general. "Muchos padres son presentados como inmaduros, egoístas e ignorantes" en series como Los Simpson, HKM o Padre de familia, y "sus normas y límites son presentados como reglas más o menos arbitrarias que pueden y deben transgredirse", detalla.

Otra de las conclusiones es que la programación dirigida al público más infantil presenta una visión "excesivamente autónoma de la infancia", como si los menores vivieran en un mundo autosuficiente en el que el adulto solo aparece de modo secundario y, en algunos casos, amenazante. El estudio cita las series animadas Little Einsteins, Pocoyó o Juan y Tolola.
La figura del menor "es utilizada muchas veces como excusa para ofrecer puntos de vista adultos", con "temas y situaciones claramente perjudiciales para el desarrollo de los niños". Aquí pone como ejemplo Los Simpson y, muy especialmente, Padre de Familia o American Dad, sobre las que destacan que son muy seguidas por niños y adolescentes.

El estudio confirma que "la imagen que los menores reciben de sí mismos a través de la televisión está claramente condicionada por los intereses del mercado audiovisual y no se inscribe generalmente en modelos pedagógicos relacionados con la edad". Por eso insta a los poderes públicos, en combinación con la industria audiovisual, las instituciones y la sociedad civil, a garantizar para los menores "una programación televisiva de calidad, que transmita valores, minimizando lo más posible cualquier posible efecto negativo en un tramo de edad tan importante para la formación del individuo".

jueves, 30 de julio de 2009

¿Quién dijo que todo está perdido?

Crisis de valores. Es lo que argumentan algunas voces en los medios para justificar los desagradables sucesos que estamos viviendo: la desaparición de Marta del Castillo, y las diversas violaciones a menores por parte de adolescentes o crímenes pasionales.

Cierto es que la ausencia de valores, que no los proporciona ni el prototipo de juventud que promociona la televisión; ni el fomento de la promiscuidad; ni el fácil acceso al alcohol y las drogas; crea un caldo de cultivo ideal para que pequeños delincuentes campen a sus anchas sin ningún tipo de límite.

Por eso, cuando una tiene conocimiento de que aún quedan padres que no están dispuestos a claudicar en la formación de sus hijos, experimenta el alivio de que no todo está perdido. Existen medios y soluciones, aunque requieran el esfuerzo tanto de los padres como por parte de los hijos.

Tal es el caso del Proyecto Genia, que desde hace un par de años se pone en práctica en varias asociaciones culturales juveniles. Es un completísimo programa, del que se benefician adolescentes de 9 a 15 años. Los padres, junto con monitoras especializadas, invierten en la formación y educación de sus hijos en aquellos aspectos que parecen estar en desuso, pero que la experiencia está demostrando que son absolutamente necesarios.

Este proyecto puede ser adquirido por asociaciones y colegios, de modo que puedan beneficiarse de él chicos y chicas de cualquier parte del país.

Se intenta fomentar la dignidad de la mujer, eliminando cualquier elemento sexista. Los chicos aprenden nociones de protocolo, de urbanidad, cocina, decoración, técnicas de estudio que mejoren su rendimiento académico, moda, espíritu de servicio … todo esto bajo la suervisión paterna.
Ni que decir tiene que los padres están encantados, ya que ellos se están implicando más en la educación de sus hijos; y esto se manifiesta en la evolución positiva de los chicos. Lo que contibuye a la armonía familiar.

Triste es que los medios no se hagan eco de estos proyectos tan positivos para la sociedad y sólo se difundan noticias desagradables.
Muchos jóvenes dedican estos días estivales para colaborar con distintas ONGS en la India, en Sudamérica, África o en países europeos del Este que necesitan tiempo y ayuda para reconstruirse tras las guerras padecidas en los últimos años del s. XX.

viernes, 27 de febrero de 2009

El arte de educar I




El popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, visitó el colegio Altaduna de Almería para dar una conferencia sobre los problemas actuales de la educación.

Leyó el ‘Decálogo para formar un delincuente’, incluido en su libro Reflexiones de un juez de menores (editorial Dauro) que merece la pena que todos conozcamos:

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.

4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.

8. Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

“Y cuando su hijo sea ya un delincuente, proclamad que nunca pudisteis hacer nada por él”.

El vídeo siguiente es un spot del Ayuntamiento de Madrid. Ilustra lo anterior.


Y en este comprobamos que los niños son como esponjas que hacen lo que ven. El ejemplo de los padres es fundamental.

viernes, 13 de febrero de 2009

Libros peligrosos

Los descubrí en navidad, buscando regalos de reyes para los peques de la famlia.


El libro peligroso para los chicos y Libro peligroso para las chicas arrasó en Estados Unidos y en el Reino Unido. En España ha sido editado por Paidós.


Quedé gratamente sorprendida, porque es todo un compendio de lo que no le van a enseñar a los niños en la (des)educación para la ciudadanía.
Para empezar son políticamente incorrectos, ya que hay uno para chicas y otro para chico ¡horror! Pero aseguro que esto no puede causar ningún trauma a los tiernos infantes, ni tan siquiera puede poner una semilla para que germine en futuros machistas y maltratadores ;-)


En el de los chicos podemos encontrar miles de ideas para divertirse, más allá del ordenador y la play. Los niños pueden aprender desde como fabricar una casa en un árbol, o montar una tienda de campaña. Así como conocer personajes históricos: inventores, artistas... O las reglas de algunos deportes, como el baloncesto.

El de las chicas también es una delicia: a modo de enciclopedia, se recogen trucos para hacer bonitos peinados, recetas fáciles de cocina, rudimentos de kárate. Y de igual modo las chicas pueden conocer la vida de mujeres que han hecho historia.


Con ellos disfrutarán padres e hijos, ya que son dos buenas propuestas de ocio, con miles de ideas para los padres. Siempre mejores que dejar a los niños frente al televisor.

Y como una imagen vale más que mil palabras, podemos ver el "trailler" del libro