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domingo, 2 de septiembre de 2012

El mendigo que confesó a Juan Pablo II

Por José Calderero en Alfa y Omega

(...)  En Via della Traspontina, a poca distancia del Vaticano, un monseñor se dio cuenta de que el mendigo que estaba en la calle era un sacerdote que se había alejado de su ministerio. Lo reconoció, porque ambos se habían ordenado el mismo día. Tras saludarse, el mendigo le contó al monseñor que había perdido su fe y su vocación.

El obispo, tras realizar las oportunas gestiones, consiguió llevar al mendigo a una audiencia en la Sala Clementina. Previamente había avisado a Juan Pablo II de la presencia del mendigo-sacerdote, y después de la audiencia, el Papa pidió al mendigo que lo acompañase a la sala contigua. El mendigo salió de allí llorando. Explicó que el Papa le había pedido que lo confesase, y después de la confesión le había dicho: «¿Ves la grandeza del sacerdocio? No la desfigures».

(...) El Pontífice pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, les respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: «Una vez sacerdote, sacerdote siempre». «Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero», insistió el mendigo. «Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso», zanjó el Papa.

El hombre escuchó la confesión del Santo Padre, y le pidió a su vez a éste que escuchara su propia confesión. Después, lloró amargamente. Al final del encuentro, Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco precisamente allí, junto con otro encargo: la atención a los mendigos.

miércoles, 14 de julio de 2010

Temores en el favor


Cuando en mis manos, Rey eterno, os miro
y la cándida víctima levanto,
de mi atrevida indignidad me espanto
y la piedad de vuestro pecho admiro.

Tal vez el alma con temor retiro,
tal vez la doy al amoroso llanto,
que arrepentido de ofenderos tanto
con ansias temo y con dolor suspiro.

Volved los ojos a mirarme humanos,
que por las sendas de mi error siniestras
me despeñaron pensamientos vanos;

no sean tantas las miserias nuestras
que a quien os tuvo en sus indignas manos
Vos le dejéis de las divinas vuestras.

(Lope de Vega)

domingo, 4 de julio de 2010

El enigma del celibato

Por Ignacio Aréchaga en www.aceprensa.com 29 Junio 2010

La abstinencia es una decisión demasiado enigmática para una sociedad que se dice dispuesta a comprenderlo todo en el campo de las variantes sexuales.

Nuestra época, que autoriza todas las inclinaciones sexuales, se muestra extrañamente intolerante con el celibato sacerdotal. En un mundo en el que ya no hace falta militar a favor o en contra de tal o cual orientación amorosa, hay gente empeñada en acabar con el celibato de los clérigos como si pusiera en riesgo su propia libertad. Parece que la abstinencia es una decisión demasiado enigmática para una sociedad que se dice dispuesta a comprenderlo todo en el campo de las variantes sexuales.

Como prohibirlo resultaría represivo, se dice que el celibato debería ser opcional. Lo cual no deja de ser un sinsentido. Uno puede estar a favor o en contra del celibato sacerdotal, pero declararlo opcional es una cortina de humo. El celibato es siempre opcional, pues a nadie se le obliga a ser clérigo o religioso, sino que uno se presenta como candidato a ese estilo de vida y es aceptado o no por la Iglesia. Y como tampoco nadie está obligado a casarse –sea laico o sacerdote, hombre o mujer, católico o budista– , dejar que el celibato sacerdotal sea opcional es lo mismo que suprimirlo, porque entonces el sacerdote queda en la misma situación que cualquier otra persona.

Pero también habría que tener en cuenta que muchas otras personas se ven “obligadas” a vivir en situaciones similares al celibato, aunque no lo elijan. No todo el mundo vive emparejado. En España, según el Censo de Población y Viviendas de 2001 (el último disponible), el 22% de los hogares eran unipersonales o de un adulto solo con niños. Si excluimos los hogares unipersonales de los mayores de 65 años, todavía nos quedan el 12,7% de hogares (casi 1, 8 millones de personas) donde no hay una pareja. Y dado el continuo aumento del número de rupturas matrimoniales (unas 120.000 por año), los hogares sin pareja habrán ido en aumento desde el censo de 2001. Frente a estas cifras de “desparejados”, los 20.000 curas y 56.000 religiosos y religiosas españoles son apenas una minoría.

Evidentemente una cosa es vivir sin pareja y otra hacer voto de castidad. Pero, en conjunto, quienes están en esa situación es mucho más probable que duerman solos que acompañados.



Vidas con sentido


Entonces, el celibato (sacerdotal o civil) no debería ser visto como un modo de vida extraño ni infructuoso. De hecho, para no pocas personas el celibato –elegido o aceptado– ha sido el modo de vida que les permitió desplegar potencialidades insospechadas.

Y no sólo en el celibato por motivos religiosos. La Primera Guerra Mundial hizo que 1,7 millones de británicas se quedaran sin coetáneos con los que casarse. Mujeres en plena juventud, que habían sido educadas para el matrimonio, y que tuvieron que rehacer sus vidas. Su reacción está magníficamente descrita en el libro de Virginia Nicholson, Ellas solas (cfr. Aceprensa 17-03-09). Esas mujeres que no pudieron casarse empezaron a hacer cosas insólitas en el ambiente victoriano: salieron a buscar trabajo; vivieron por su cuenta; trataron de ser financieramente independientes; pidieron el voto femenino; lucharon por los derechos de las trabajadoras; promovieron actividades culturales, eclesiales y benéficas... Supieron dar un sentido a su vida con un valor y una libertad que difícilmente les hubiera permitido el matrimonio de aquella época.

Esa entrega a los demás es lo que todavía sorprende a nuestra sociedad cuando se encuentra ante la figura del misionero que no abandona su puesto en situaciones conflictivas, del cura que tiene un título universitario pero que opta por servir a una comunidad sin llegar ni a mileurista, o de una religiosa como la Madre Teresa de Calcuta que solo iba emparejada con alguna de sus monjas para salir a cuidar a los pobres. Si tuvieran una familia propia, nada de eso sería posible.
Y sin necesidad de recurrir a dedicaciones excepcionales, todos sabemos lo que supone en muchas familias la presencia de esa tía/o soltera, que tiene su propia vida, pero también está dispuesta a echar una mano, a suavizar tensiones, a mediar en conflictos y a orientar a los más jóvenes.

Lo importante, tanto en el celibato sacerdotal como en el civil, es el sentido que uno da a su vida. Ciertamente, nadie va al seminario solo con el propósito de vivir el celibato. Esa renuncia, que sin duda lo es, está al servicio de una mayor libertad para amar a Jesucristo y servir a la Iglesia y a los fieles. La abstinencia de las relaciones sexuales tampoco supone que el sacerdote niegue su sexualidad, sino que la vive con libertad dentro de un estilo de vida que debe estar lleno de sentido trascendente.
Cuando se pierde de vista este sentido, como sucede en amplios sectores de la sociedad actual, la opción del celibato resulta opaca. Se mira con escepticismo que Dios pueda llenar un corazón, y, en cambio, se piensa que una mujer lo colmaría por entero y para siempre; se habla del ideal del cura casado como si fuera a vivir en perpetua luna de miel y constituir la familia ejemplar que iluminaría a los fieles. Pero después del cura casado también podría venir el cura divorciado.


Un sí incondicional


La razón más profunda del celibato sacerdotal no se reduce a la mayor disponibilidad que permite. Es un testimonio de que “sólo Dios basta”, y por eso desconcierta a quienes solo ven las cosas de tejas abajo. Benedicto XVI lo decía hace poco en la clausura del Año Sacerdotal: “para el mundo agnóstico, el mundo en el que Dios no tiene nada que ver, el celibato es un gran escándalo, porque muestra precisamente que Dios es considerado y vivido como realidad”.
También observaba que esta crítica permanente contra el celibato puede sorprender en un tiempo en el que está cada vez más de moda no casarse. Pero este tipo de celibato no tiene mucho que ver con los motivos del celibato sacerdotal. “Este ‘celibato moderno’ –decía Benedicto XVI– es un ‘no’ al vínculo, un ‘no’ a la definitividad, un tener la vida solo para sí mismo. Mientras que el celibato es precisamente lo contrario: es un 'sí' definitivo, es un dejarse tomar de la mano por Dios, entregarse en las manos del Señor.” Por eso tan radical es hoy el celibato por motivos religiosos como el matrimonio entendido como una unión indisoluble, por encima de las contingencias de la vida y de altibajos de los sentimientos.

Esta provocación del celibato por Dios es lo que molesta a los que desearían que el mensaje de la Iglesia se diluyera cada vez más conforme a los criterios de la sociedad del momento. Nietzsche lo observó con agudeza, para combatirlo: “Lutero devolvió al sacerdote la relación sexual con la mujer, pero tres cuartos de la veneración de que es capaz el pueblo se basa en la creencia de que un hombre excepcional en este punto lo será también en otros puntos. Y aquí tiene la fe del pueblo en algo sobrehumano en el hombre, su abogado más sutil y capcioso” (1).
Pero lo excepcional no está en el hombre, como se pone también de manifiesto en los casos en que el sacerdote falla. Lo extraordinario es que sigue habiendo candidatos dispuestos a ese “sí” definitivo. Nuestra sociedad, tan celosa del “libre desarrollo de la personalidad”, debería respetarlo.
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NOTAS
(1) Fr. Nietzsche, Die fröhliche Wissenschaft, Leipzig, 1887, p. 295. Citado por Juan Bautista Torelló en El celibato sacerdotal, EUNSA, Pamplona (2010) pg. 205.

miércoles, 19 de mayo de 2010

martes, 23 de marzo de 2010

Prensa: disparando a matar.

ROMA, 23 Marzo (ACI)

El P. Aldo Trento es un sacerdote misionero italiano que sirve en Paraguay desde hace varios años. De paso por su país natal escribió una carta al diario liberal Il Foglio, dirigido por el agnóstico Giuliano Ferrra, en la que rechaza la campaña mediática de quienes "escupen" al Papa Benedicto XVI y a los sacerdotes "usando la diabólica arma de la pedofilia".

El misionero comenta que "este argumento parece interesarle más a algunos periodistas y a sus fantasías y alucinaciones que al público: porque me he encontrado a miles de personas, sobre todo jóvenes, y ninguno me ha hecho una pregunta sobre este asunto. Lo que significa que si bien existe este flagelo en el mundo y ha afectado también a la Iglesia, recibiendo la dura, clara y fuerte condena del Santo Padre, aún estamos lejos de aquel fenómeno de masa, como si todos los sacerdotes fuesen pedófilos, como quieren hacernos creer".

"Son 40 años que soy sacerdote, he estado en diversas partes del mundo, he vivido en orfanatos, escuelas, internados para niños y nunca he visto a un colega culpable de este delito. No solo eso, sino que he vivido con sacerdotes y religiosos que han dado la vida para que estos pequeños también la tengan".

Tras relatar algo de su intensa vida de servicio en medio de "prostitutas, homosexuales, travestis, enfermos de SIDA, recogidos en las calles, en la inmundicia", el sacerdote critica duramente a quienes "escupen" contra la Iglesia.

"Me hace sufrir este escupir en el plato en el que, Dios mediante, incluso algunos morbosos periodistas, se encontrarán mañana comiendo, porque si uno se equivoca no quiere decir que la Iglesia sea así. Esta Iglesia es el respiro del mundo", señala.

Seguidamente cuestiona a los periodistas que atacan a los sacerdotes y al Papa: "¿No se preguntan qué cosa sería de este mundo sin este puerto de esperanza segura para todo hombre, incluidos ustedes que en estos días como cuervos feroces se divierten sádicamente escupiendo sobre su Castro Rostro? Vengan al tercer mundo para entender qué cosa quiere decir que miles de sacerdotes y hermanas mueren dando su vida por los niños".

Seguidamente les recuerda que a la hora de su muerte, "esta Iglesia, esta madre sobre la que han aprendido a escupir, los acogerá, los abrazara, los perdonará. Esta madre, que desde hace 2000 años es escupida, ofendida y acusada, desde hace 2000 años les dice a todos los que lo piden: ‘yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo’".

"No perdamos el tiempo ante los delirios de algunos periodistas que usan ciertos execrables casos de pedofilia para atacar el Acontecimiento cristiano, para poner en discusión la perla del celibato, y miremos a los miles de personas, jóvenes en particular, que buscan, creen y preguntan a la Iglesia el porqué, el sentido último de la vida y que ven en Ella la única respuesta".

El P. Trento expresa luego su preocupación por la "ausencia de santidad en nosotros sacerdotes que otras cosas por graves y dolorosas que sean. Me preocupa más una Iglesia que se avergüenza de Cristo, en vez de predicarlo desde los techos. Me preocupa no encontrar sacerdotes en los confesionarios por lo que el pecador que vive en el tormento de su pecado no encuentra un confesor que lo absuelva".

"A las acusaciones infames de estos últimos días –continúa el sacerdote– urge responder con la santidad de nuestra vida y con una consigna total a Cristo y a los hombres necesitados, como nunca, de certeza y esperanza".

A la pedofilia, prosigue "se debe responder como el Papa nos enseña. Pero solo anunciando a Cristo se sale de este horrible escenario porque sólo Cristo salva totalmente al hombre. Pero si Cristo ya no es más el corazón de la vida, entonces cualquier perversión es posible. La única defensa que tenemos son nuestros ojos enamorados de Cristo".

Finalmente, el P. Trento reconoce que "el dolor es grandísimo, pero la seguridad granítica: ‘Yo he vencido al mundo’ (de Cristo) es infinitamente superior".
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domingo, 6 de septiembre de 2009

Ordenaciones en Torreciudad


El blog Siete en familia nos propone cada día el nombre de un sacerdote para rezar por él. Es una iniciativa fantástica, porque necesitamos sacerdotes santos y fieles a su vocación. Rezar nominalmente por sacerdotes que no conocemos es alucinante. Es lo que se llama comunión de los santos.

Hoy reciben la ordenacón sacerdotal de manos del
Obispo Prealado del Opus Dei don Javier Echevarría dos agregados del Opus Dei: don Diego Pérez y don José Ramón Alba, en el Santuario de Torreciudad.

Los encomendamos a la Virgen de Torreciudad para que sean fieles a su camino y lleven muchas almas al Cielo.




sábado, 27 de junio de 2009

Oración de BXVI por los sacerdotes

La Santa Sede dio a conocer la oración que el Papa Benedicto XVI ha compuesto para el Año Sacerdotal que el Pontífice inauguró el pasado viernes 19 de junio, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y Jornada de Santificación Sacerdotal, y que conmemora el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, el Cura de Ars.

A continuación, el texto de la oración:

"Señor Jesús,

en San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral.

Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año Sacerdotal.

Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno.

Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.

Haz también que en nuestras comunidades –como en aquel entonces la de Ars– sucedan aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un sacerdote sabe 'poner amor en su parroquia'.

Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa –donde puedan encontrar siempre a tus ministros– y sepan convertir su casa así de bonita como una iglesia.

Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.

Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras, que usaba San Juan María Vianney:

'Te amo, mi Dios, y mi solo deseo

es amarte hasta el último respiro de mi vida.

Te amo, oh Dios infinitamente amable,

y prefiero morir amándote

antes que vivir un solo instante si amarte.

Te amo, Señor, y la única gracia que te pido

es aquella de amarte eternamente.

Dios mío, si mi lengua

no pudiera decir que te amo en cada instante,

quiero que mi corazón te lo repita

tantas veces cuantas respiro.

Te amo, oh mi Dios Salvador,

porque has sido crucificado por mí,

y me tienes acá crucificado por Ti.

Dios mío, dame la gracia de morir amándote

y sabiendo que te amo'.
Amén.

viernes, 19 de junio de 2009

Oración por los sacerdotes



Amor de la Iglesia al sacerdote

Este Año comenzará mañana, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, Jornada de Santificación Sacerdotal, y tiene lugar con motivo del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney, el Cura de Ars (1786-1859), patrono del clero secular. De hecho, en la inauguración, que será presidida por Benedicto XVI en la basílica de San Pedro del Vaticano, estarán presentes las reliquias de este presbítero francés. El lema de estos doce meses será: Fidelidad de Cristo; fidelidad del sacerdote.
El Papa tiene muchas esperanzas para este Año, y ha hablado de ellas en varios encuentros públicos. El pasado domingo, por ejemplo, al dirigirse a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, decía: «Que este nuevo Año Jubilar constituya una ocasión propicia para profundizar en el valor y la importancia de la misión sacerdotal y para pedir al Señor que le dé a su Iglesia el don de numerosos y santos sacerdotes».

El Santo Padre ha encomendado a la Congregación para el Clero la animación de este Año, que se clausurará el 19 de junio de 2010 con un Encuentro mundial sacerdotal en la plaza de San Pedro, un acto con poquísimos precedentes en la Historia. Durante este Año Jubilar, está prevista la publicación de un Directorio para los confesores y directores espirituales y una antología de textos del Pontífice sobre los temas esenciales de la vida y de la misión sacerdotal hoy. La Congregación vaticana promoverá, además, Ejercicios espirituales y otras actividades.

Ahora bien, el secreto del Año Sacerdotal está en que sea vivido por las comunidades locales, por cada parroquia, en torno a sus sacerdotes. Por este motivo, como ha explicado a Alfa y Omega el Secretario de la Congregación para el Clero, el arzobispo italiano monseñor Mauro Piacenza, es vital que las diócesis y las parroquias impulsen iniciativas de profundización y celebración para demostrar a los sacerdotes que «la Iglesia los ama».

Adopta, con la oración, a un sacerdote

En este sentido, la Congregación para el Clero está promoviendo una iniciativa que podrá resumirse de manera simplista, con la fórmula: Adopta un sacerdote. En realidad, busca promover la oración y la adoración ante el Santísimo Sacramento de la Eucaristía por parte de los presbíteros. En algunas diócesis, donde se ha realizado esta iniciativa en los últimos dos años, han empezado incluso a surgir vocaciones al sacerdocio entre jóvenes que participan en estos encuentros de oración. Esta maternidad espiritual de sacerdotes la está promoviendo la Santa Sede de manera particular entre las mujeres consagradas en la vida contemplativa, conscientes de que, detrás de un buen sacerdote, en la Historia, siempre ha habido mujeres que han rezado por su santidad.
En realidad, como explica monseñor Piacenza, de este Año depende el futuro de la Iglesia: «Es urgente y necesario en este tiempo recordar, tanto a los sacerdotes como al pueblo de Dios, la belleza, la importancia, el carácter indispensable del ministerio sacerdotal en la Iglesia para la salvación de la almas. Debemos prestar más atención a la santidad de los clérigos. El carácter específico e integral de su ministerio significa, en el fondo, atender toda la obra de evangelización. Ha llegado la hora de darse cuenta de esto, y todos deberíamos reparar en ello. Entre otras cosas, sólo habrá buenos laicos y buenos obispos si hay buenos sacerdotes».

Monseñor Piacenza explica que, por este motivo, no se trata sólo de un Año de los sacerdotes, sino un Año de toda la Iglesia: «Cada uno de sus miembros -concluye- debe sentirse llamado a redescubrir, a la luz de su propia misión, la grandeza del don que el Señor ha querido dejar con el ministerio sacerdotal. Todos los laicos deben darse cuenta de que, con el don del sacerdocio, se les deja la frescura de la presencia de Cristo: no es un recuerdo de Cristo, sino una presencia actual, gracias a la Eucaristía»

Por Jesús Colina en www.alfayomega.es

viernes, 12 de junio de 2009

Año sacerdotal



Si actúas —vives y trabajas— cara a Dios, por razones de amor y de servicio, con alma sacerdotal, aunque no seas sacerdote, toda tu acción cobra un genuino sentido sobrenatural, que mantiene unida tu vida entera a la fuente de todas las gracias.

(San Josemaría. Forja, punto 369)



Ser cristiano —y de modo particular ser sacerdote; recordando también que todos los bautizados participamos del sacerdocio real— es estar de continuo en la Cruz.

(San Josemaría. Forja, punto 882)

Este vídeo me lo pasa una amiga, y me ha gustado. Del estilo del que hicieron para difundir el rezo del Rosario.