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miércoles, 7 de enero de 2015

Verdad verdadera de una ley no escrita

Siempre he pensado que existe una ley tácita y no escrita sobre cualquier proceso de canonización, y máxime si el canonizable no es un anciano fraile medieval que consumió su vida entre legajos y envuelto en un "no sé qué que quedan balbuciendo". Es decir, que si el nuevo beato o santo en cuestión es un hombre o una mujer que vivió en el siglo XX, y se hizo santo viviendo las virtudes humanas y sobrenaturales en grado heroico en medio del fragor de la calle, eso pica. 

Me explico: si a un señor que podía ser el padre de cualquiera; o el hermano; o la señora que vivía en el 4º derecha, la Iglesia los propone como modelo de santidad, nos está interpelendo. Vamos, que si la del 4º; el del 2º; y la del ático F pueden ser santos, usted que me lee en estos momentos y yo que escribo esto, también podemos. Y eso, señores, provoca esperanza y una gran responsabilidad. Esperanza que a algunos no interesa, y responsabilidad que a otros no conviene. Y es ahí donde entra en juego la tácita ley: "acoso y derribo a cualquier proceso de canonización que pique".
¿Cómo? Muy sencillo: un poco de mentiras por allí, datos sin contrastar por aquí, y falsos testimonios por acullá. Y si no encontramos materia maloliente y marrón para desparramar sobre la persona del sujeto en proceso; la buscamos donde sea y si no, la inventamos, para echar encima de cualquiera de las partes implicadas en el porceso. Y si hay que implicar a quien nada tiene que ver, se implica.

Y es lo que ha pasado con la ¿información? publicada por Eldiario.es y que desde la organización de la exposición "Un santo en datos" sobre la figura del  beato Álvaro del Portillo aclaran, y transcribo:

Hoy, eldiario.es publicaba una información sobre Un santo en datos en la que –precisamente- faltaban algunos de estos datos, producto –seguramente- de las prisas pre-Reyes.
Ahí van, con el sincero deseo de completar la información, estos datos reales que contradicen un titular tan jugoso como poco cierto.
Madrid Destino no cedió un espacio para la exposición Un santo en datos: alquiló un pasaje –el de Colón- que, hasta ese momento, no había sido utilizado como sede de exposiciones por sus concretas y, en algún caso, deficientes condiciones. Para los que conozcan Madrid, se trata de un pasillo subterráneo que une la calle Goya con Génova atravesando la Castellana. Hasta hace un par de meses servía como sede a una de las oficinas de Turismo de Madrid y, a partir de septiembre, el deseo del Ayuntamiento es poder explotarlo como el resto de espacios de Madrid Destino (aunque sus condiciones son claramente inferiores a las de otros espacios).
Alquilamos ese espacio por 9.500 euros más el doloroso 21% de IVA, es decir, 11.495 euros a los que hubo que sumar algunos euros más para adecentar el pasaje (disminuir la iluminación de la claraboya abierta a la Castellana, instalar una moqueta de feria para aislar los ruidos y evitar las cucarachas, etc). Fueron arreglos modestos –no había presupuesto para más- que sirvieron para que casi 50.000 visitantes de todo el mundo pudieran ver en buenas condiciones la muestra.
La exposición, que tenía una parte importante dedicada a las acciones sociales que impulsó Álvaro del Portillo en África, fue un éxito de convocatoria. El Ayuntamiento de Madrid no solo no puso un euro en la muestra sino que, gracias a Un santo en datos, pudo recaudar casi 12.000 euros con los que no contaba (como hemos dicho se trata de un pasaje subterráneo hasta ahora sin utilizar) que podrá invertir en otras exposiciones o muestras.
Estos son los datos que, probablemente, eldiario.es no tenía.
Y añado que el Opus Dei en cuanto institución no necesita ayuntamiento que lo promocione. Ya intentamos promocionarnos cada uno de sus miembros, pero hacia el Cielo. ¿Cómo? Con la ayuda de Dios, con esperanza, lucha, responsabilidad y tomando muchas veces como ejemplo la vida de santos y beatos cuyas vidas "hiper mega normales" a muchos pica.

domingo, 18 de agosto de 2013

Al cielo surfeando

Ana, profesora de Educación Física en un colegio público de Jerez y atleta desde niña, descubrió su vocación al Opus Dei a través del deporte. Ha aprendido que en la vida también hay que luchar con deportividad por alcanzar una meta, el Cielo.

lunes, 25 de junio de 2012

Veintiséis años, la gracia de Dios y buen humor

Mañana, 26 de junio, se cumple un nuevo aniversario del "Dies natalis" de san Josemaría. Agradezco a mi amiga Elena Baeza su amabilidad al permitirme publicar el artículo que ha escrito por semejante motivo.

El fundador del Opus Dei es un santo contemporáneo, muchos miles de personas aún en vida le han conocido y tratado, ya sea de un modo esporádico o en una convivencia íntima y prolongada. Por suerte, el arco de su existencia se ha desplegado en una época donde las tecnologías han ayudado a poder registrar gestos y palabras: películas, vídeos, grabaciones y notas de conversaciones o de simples anécdotas familiares que nos han facilitado conocer no sólo su quehacer y sus virtudes, sino su semblante y su estilo, en definitiva su manera de ser.

Cuando el día 2 de octubre de 1928, por inspiración divina, vio que todos los hombres pueden aspirar a ser santos haciendo de todo trabajo, por humilde que sea, ocasión de encuentro y diálogo con Dios, él se preguntaba cómo llevar a cabo lo que Dios le pedía, “si sólo tengo 26 años, la gracia de Dios y buen humor. Y nada más”. ¡De su sí a la llamada de Dios dependían tantas cosas!: cientos de miles de personas se entregarían a Dios en medio del mundo y millones de hombres y mujeres de los cinco continentes compartirían su espíritu.

Una constante de su carácter, que subrayan cuántos le conocieron en cualquiera de las etapas de su vida, ha sido la alegría y la simpatía arrolladora de su modo de ser y de actuar. ¡Y, es el buen humor que tenía! No era simplemente una alegría fisiológica. Es mucho más. Es la alegría de los hijos de Dios. En muchos escritos sobre su vida se pueden leer comentarios como: “Me sorprendió su sentido del humor”. “Quedé removido por dentro”. “Todos reímos mucho”. “Tuve la convicción de estar muy cerca de Dios”.

Sabía reír como un niño, con anécdotas o chiste, o con las actuaciones divertidas, más o menos improvisadas, que en las tertulias de familia procuraban de vez en cuando hacer pasar un rato agradable. ¡Cuántas carcajadas ha hecho surgir el santo con sus ocurrencias y sus anécdotas! Su contagioso sentido del humor fue el instrumento para atraer a miles de almas a Dios.
Me trae a la memoria los últimos días de vida de mi madre, muy devota de él que cogía su estampa para la devoción privada, -no sabemos que le pediría-, pero cuando acaba de encomendarse a él, repetía siempre: “mira se ríe de los que le pido” y, es que dentro de sus sufrimientos ella veía la sonrisa que probablemente él le transmitía.

En estos tiempos que corren de angustia, de crisis económica, viene bien mirar y quedarse con la vida de un santo conocido también como “Maestro de Buen Humor”, que tanta falta nos hace para recuperar esa paz que tantos anhelan.

En la vida de san Josemaría –como en la de cualquier persona- no faltaron las contradicciones ni las enfermedades. Si alguno de sus hijos sufría, podía proponerle: ¿Quieres un plan eficaz? Te doy éste, muy experimentado en nuestro Opus Dei: “callar, rezar, trabajar, sonreír”. Porque de que sirve enfadarse, si luego tienes que desenfadarte, no has conseguido nada y has tenido doble trabajo. “La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre” (Camino, 657).

domingo, 29 de abril de 2012

Nada puede pasar que Dios no quiera...





José Villela Vizcaya, médico de profesión, nunca pensó que a sus 24 años de edad, su vida cambiaría drásticamente, con uno de los episodios más aterradores, al quedar atrapado en su vehículo cuando salía de ejercer sus prácticas como estudiante en hospital, y ser sorprendido en su vehículo con la caída de un camión de basura que perdió el control sobre el distribuidor vial del periférico en la Ciudad de México.


sábado, 21 de enero de 2012

Lo más libre

Distintas clases de oración.

Sebastian Millet es un violoncelista inglés y una de las personas que ha participado en el documental “Inspirados para amar. Diálogo con san Josemaría”. "Una de las cosas en las que san Josemaría Escrivá me ha ayudado es a relacionar, de modo práctico, lo que hago durante el día con Dios".

Pienso que la música es el mejor idioma para comunicarse con cualquier persona. No es necesario aprender el idioma: es universal. Y por eso, en cierto sentido, la música es lo más libre que conozco. Especialmente también porque no se puede ver, no se puede tocar. Es algo que está ahí en la atmósfera, por todos lados. Es espiritual en sí misma, como el espíritu: no se la puede tocar, no se la puede ver. Y por eso con ella me siento enormemente libre. Cuanto toco una pieza musical, siento que no hay ninguna barrera entre cualquier persona que me esté escuchando y yo. 
Hay distintas clases de oración. Antes de comenzar un concierto, si estoy nervioso hay una clase de oración… de desesperación. Y le digo a Dios: por favor ayúdame en esta situación. Y luego hay una clase de oración en la que tengo tiempo, y puedo ir tranquilamente a una habitación en casa, lo cual es muy difícil ahora con niños de tres años a mi alrededor. Pero puedo tener un rato tranquilo, en el que rezo simplemente hablándole a Dios sobre todos mis problemas y las cosas que necesito, y las cosas que me gustarían para otras personas. Y luego está la clase de oración cuando estoy con los niños y no tengo tiempo para ir a un lugar tranquilo, y sólo puedo hablar con Él mientras camino con el cochecito de bebé. 
Una de las cosas en las que san Josemaría me ha ayudado es a relacionar, de modo práctico, lo que hago durante el día con Dios. Así, por ejemplo, si decido ensayar con el violoncelo durante media hora, podría decir: bien, esto es por una de mis hijas, que no se encuentra bien. Y no pienso en ello mientras realizo el trabajo, pero lo tengo en la cabeza, en el subconsciente. Sé que el esfuerzo que pongo en realizar ese trabajo llega, está presente ante Dios, si quieres, por mi hija o por algún enfermo. Entonces, durante el día, si recuerdo hacerlo, es una forma de dar valor sobrenatural al trabajo que estoy haciendo.


http://www.inspiradosparaamar.org/

sábado, 25 de junio de 2011

Justicia social


Hace poco releía una entrevista al Prelado Javier Echevarría, en la que afirma: “Una buena formación intelectual, profesional, espiritual, ética, ayuda a inventar o descubrir mil formas de ejercitar la justicia en el trabajo ordinario y en todas las relaciones entre los hombres. Como obispo, considero esta tarea un reto pastoral apasionante”.
Por eso los cristianos, no podemos eludir jamás el compromiso personal en defensa de la justicia, de modo particular en aquellas manifestaciones más relacionadas con los derechos fundamentales de la persona: el derecho a la vida, al trabajo, a la educación, a la buena fama…

En su libro Amigos de Dios, San Josemaría deja escrito: “Hemos de sostener el derecho de todos los hombres a vivir, a poseer lo necesario para llevar una existencia digna, a trabajar y a descansar, a elegir estado, a formar un hogar, a traer hijos al mundo dentro del matrimonio y poder educarlos, a acceder a la cultura, a asociarse con los demás ciudadanos para alcanzar fines lícitos, y, en primer término, a conocer y amar a Dios con plena libertad”.
Hay una frase que solía repetir: “¡Todos somos iguales! Cada uno de vosotros valemos lo mismo, valemos la sangre de Cristo”.

En una ocasión se dirigía a un grupo de mujeres que estaban al frente de Montefalco, una labor social del Opus Dei en México, y les decía: “Hay que intensificar las labores con obreras y campesinas. Hemos de ayudarles a que adquieran la cultura necesaria para que puedan sacar de su trabajo más fruto material y lleguen a mantener la familia con mayor desahogo y dignidad. Para eso, no hay que hundir a los que están arriba… ¡pero no es justo que haya familias que estén siempre abajo!”. Es un horizonte claro de su concepto de la justicia social. Lo ha escrito y predicado siempre: “la solución no es que no haya ricos, sino que no haya pobres”.

No es casualidad que una de las homilías más conocidas de San Josemaría se titule “Amar al mundo apasionadamente” y que en sus escritos y vídeos se pueda apreciar su inquietud por promover una mayor justicia social a través de colegios, universidades, centros de estudios, clubes juveniles, dispensarios médicos, residencias de estudiantes, centros de formación profesional, etc.

Además, la justicia social no está circunscrita a las actividades de carácter asistencial, ni a un tipo de países, ni a determinados grupos de individuos. La justicia abarca todas las relaciones entre los hombres.
Por ese motivo, representará siempre una misión fundamental, de hombres y mujeres que vivan su fe de forma coherente en todas las profesiones: empresarios y trabajadores, políticos, maestros, funcionarios, abogados,... Nadie está exento de dicha responsabilidad.

martes, 17 de mayo de 2011

Tal día como hoy...

... hace 19 años, Juan Pablo II, -hoy beato-, proclamaba beato a Josemaría Escrivá. A los que tuvimos la suerte de estar en Roma ese día, nos emociona volver a ver estas imágenes.

lunes, 28 de marzo de 2011

Habla el asesor de Encontrarás Dragones



Por Pablo J. Ginés en www.larazon.es

El padre John Wauck es sacerdote de la prelatura del Opus Dei. Nació en Chicago, estudió Historia de la Literatura en la Universidad de Harvard y trabaja como profesor de literatura y comunicación de la fe en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma.

Pero de junio a octubre de 2009 pudo vivir una experiencia inusual: fue asesor en Argentina del rodaje de Encontrarás Dragones, la película de Roland Joffé ambientada en la Guerra Civil española en torno a la figura de San Josemaría Escrivá de Balaguer.

- ¿Cómo es que Roland Joffé le reclutó para el rodaje?

- Cuando filmó La Misión tuvo dos asesores jesuitas y le fue bien. Creo que incluso se llevaron a Jeremy Irons de retiro. Para esta película necesitaba alguien del Opus Dei. Después de escribir el guión, Roland pasó por Roma, nos conocimos, me invitó a ayudarle en el rodaje en Argentina, y allí estuve todas mis vacaciones de verano.

- ¿Cuál era su función?

- En la película aparecen bastantes sacerdotes: un oficial vaticano, un obispo de los años 30, curas... Interpretar una misa requiere hacer una serie de gestos concretos, no vale cualquier gesto. También confesar lo requiere. El guión sólo recoge diálogos, no describe los gestos. Eso es lo que yo explicaba. Los decorados, poner una Virgen del Pilar, por ejemplo, no era cosa mía. Pero sí las palabras, los gestos del clero, la forma de ser... Por ejemplo, pasé una semana viviendo con Charlie Cox, que interpreta a San Josemaría. Es algo que Roland ya probó con éxito con Jeremy Irons en La Misión, ponerlo a vivir con los jesuitas.

- ¿Sabía Charlie Cox de cosas de la fe?

- Charlie es católico, aunque él mismo se define como "no especialmente practicante". Es una persona muy abierta. Es curioso que se le da muy bien llevar una sotana, le salió bien a la primera. ¡No es tan fácil!

- ¿Presidió alguna misa en el set de rodaje?

- Sí, algunas, en los camiones, esos que se ven en la película, cuando rodábamos en zonas de campo remotas, lejos de todo. Una vez vino Wes Bentley, que es hijo de ministros protestantes, con curiosidad, muy abierto. Y nuestro experto en acentos, que es judío. También fuimos a misa al Santuario de Luján, importantísimo en Argentina. Para mí era raro estar en un rodaje, y para ellos era inusual tener un cura alrededor.

- ¿No le parece curioso que con 7.000 mártires españoles de esa época, la primera película sobre la persecución de los años 30 la protagonice un cura que no fue martirizado?

- Bueno, no es una película sobre los mártires de la época. Es una historia moral sobre los dragones, los de nuestro interior, que quizá son los peores, pero también los exteriores. Hay una apuesta: ¿tiene el dolor, el mal, un significado? Pero lo curioso es que esta película la haga un inglés ex-trostkysta, no creyente y de izquierdas como Roland Joffé.

- Y judío.

- No es judío. Ya sé que alguna prensa española lo ha dicho. Creció en la familia de Jakob Epstein, que era judío, pero era su abuelo adoptivo, no de sangre. Roland no tuvo ninguna formación en la fe cristiana ni tampoco en la judía.

- Así que el tema clave ¿es el misterio del mal?

- Fijémonos en cómo empieza: con la muerte en las familias, las hermanas de Josemaría, su padre, el padre de Manolo... La reacción de ambos huérfanos ante la pérdida es distinta. El niño Josemaría cobra conciencia de Dios con las huellas del monje descalzo en la nieve. Otro tema es cómo gestionar la culpa. ¿Cómo enfrentan sus culpas la revolucionaria húngara Íldiko y el anarquista Oriol? Fuertes, generosos... pero acaban mal, pierden el sentido de la vida ante el dolor, no saben gestionar el reto del mal. San Josemaría, en cambio, puede responder al reto, mediante la penitencia, por ejemplo.

- ¿Y esa escena del anciano judío moribundo en Barbastro? El joven cura Josemaría ¿ni siquiera intenta predicarle a Cristo?

- Esa escena no es histórica. La película no pretende ser un documental histórico. Y si nos fijamos, San Josemaría empieza a hablarle de Cristo pero el anciano le interrumpe. Dice: "Dios no me rechazará, ¿no?" Y luego rezan juntos. Es una escena imaginaria, aunque, claro, queda la pregunta de cómo un santo debe tratar a un judío agonizante. Es un tema delicado y aún no me habían preguntado por él. El actor es Derek Jacobi, el que protagonizó, Yo Claudio, un gran actor shakespeariano.

- ¿Habló de cosas espirituales con Olga Kurylenko, la guapa protagonista?

- No mucho. Ella es ucraniana y creo que ortodoxa, pero no practicante. Me contó que el cura católico de su pueblo, en Ucrania, cuando supo que iba a rodar la película, le regaló un ejemplar en polaco de Camino, el libro de San Josemaría.

- ¿Cree que alguien creció espiritualmente en el rodaje?

- Sin duda. Charlie Cox y Wes Bentley ya lo han dicho públicamente. Charlie ya afirmó en agosto de 2009, al acabar el rodaje, que le acercó a la fe y a la Iglesia. Y Wes dirá que vino en un momento duro de su vida. Si lees el New York Times verás sus años de problemas con las drogas. Ha explicado que el guión, la historia que cuenta y la gente que ha tratado han impactado positivamente en su vida. El rodaje le ha ido muy bien.

- Al final, la película es una historia de un padre y un hijo distanciados. Como sacerdote, ¿diría que es un problema de nuestra época?

- Sí, muy común. Hasta el cine lo recoge: en El Origen, la película de Chris Nolan y De Caprio, esa de sueños dentro de sueños, todo es un asunto de padre-hijo. Me pareció muy relacionada con Encontrarás Dragones. Padres ausentes... Mi padre es psicólogo. Hay muchos casos. Un amigo mío escribió un libro titulado El dios de los sin padre. Explica que en una sociedad de padres ausentes, sin padres, se genera un tipo de ateos a los que lo que les cuesta es concebir a Dios como Padre. ¿Cuántas veces se usa la palabra "padre" y en cuantos sentidos en esta película? En ella se ve cómo uno de los primeros miembros del Opus Dei, Isidoro Zorzano, que había sido compañero de clase de Josemaría, de su misma edad, joven, le llamaba "padre", no sólo como sacerdote, sino como fundador, padre espiritual. Y tanto Josemaría como el otro protagonista, Manolo, han tenido padres ausentes o distantes, y serán padres, ellos mismos, de distinta forma.

- ¿Qué reacciones ha suscitado la película?

- En Roma la gente dice: "no es lo que yo esperaba". No es que pensaran en una película como las italianas de LuxVide, pero les sorprende. Mucha gente dice que quiere verla otra vez para entenderla mejor, porque hasta el final no sabes adónde va. Eso es saludable.Es un film muy rico, con muchas ideas y personajes.

jueves, 24 de marzo de 2011

Encontrarás dragones. Una crítica

El escándalo del perdón

Por Juan Orellana en www.alfayomega.es

Roland Joffé, consagrado por películas como La Misión, Los gritos del silencio, Vatel o La ciudad de la alegría, estrena su última gran producción, ambientada en la Guerra Civil española y con san Josemaría Escrivá como uno de sus personajes principales. Ambos elementos, en manos de este guionista y director londinense, que no es creyente ni español, hacen del film una propuesta interesante, singular y desde luego atípica.


El argumento entrelaza dos historias: una real, relativa a la juventud de Josemaría, y la creación del primer grupo de amigos que dieron lugar al Opus Dei; la otra, ficticia, sobre un supuesto amigo de la infancia de Escrivá, Manolo, que pierde su fe, abandona el seminario y se infiltra como espía nacional en el bando republicano. Ambas historias discurren en paralelo, cruzándose en determinados momentos. La trama de Manolo llega hasta 2002. Su hijo Robert, periodista, prepara un reportaje por la inminente canonización de Escrivá. Descubre que su padre fue amigo del Beato Josemaría, y acude a él, ya enfermo y anciano, para obtener información. Entre ellos late un profundo desafecto. Hace ocho años que no se hablan. Este desencuentro es el nudo gordiano de un film que gira sobre la cuestión del perdón y la reconciliación.
De hecho, son el perdón y la reconciliación las categorías que más subraya el film de la figura de Escrivá de Balaguer en los años de la guerra. Nunca se posiciona contra los milicianos, ni a favor de la venganza ante el asesinato de un sacerdote amigo suyo. Ni siquiera juzga a los que le agreden e insultan en el Metro de Madrid. Siempre trata de ponerse en la posición del otro, entenderle, y finalmente amarle y perdonarle, actitud que a menudo va a despertar la incomprensión e indignación de los suyos.
Este testimonio de paz en medio de la guerra es mostrado siempre como consecuencia de una mirada de fe.


Es interesante ver cómo el agnóstico Joffé presenta el cristianismo en el mundo contemporáneo de forma atractiva y a la vez sencilla. No se puede decir que el film sea un biopic al uso, sobre san Josemaría -además, muchas cosas son pura ficción-, sino que más bien se trata de una indagación sobre la santidad y un testimonio de la excepcionalidad del cristianismo. Aún menos puede decirse que la película trate sobre el Opus Dei, aunque se señalan con nitidez algunas de sus características principales: su modalidad laical, la valoración vocacional de la vida cotidiana y la santificación en el trabajo, mostrada a través de una visión mística que tuvo el santo y que quizá no encaja demasiado en la narración fílmica.

El reencuentro paterno-filial es quizás lo menos original. Lo que sí tiene de particular es que se presenta como efecto a posteriori de la obra de Escrivá sobre su amigo Manolo, treinta años después del fallecimiento del santo. Y sobre este fallecimiento hay que decir que el film nos lo cuenta en el arranque de una forma visualmente impactante y sugerente.

Estamos ante una película que reflexiona sobre la dualidad humana, aunque no en un sentido maniqueo. El camino del bien y del mal se entrelazan de forma misteriosa, vertiginosa; todos los personajes llevan dentro el deseo de bien y la tentación del rencor: Encontrarás dragones es el anuncio de esta paradoja. Pero al final vence el bien. El perdón es la bisagra que permite que el camino del amor inunde el camino del mal.

Lo discutible

Algunas escenas tienen una altura dramática notable, como la del asesinato del padre Lázaro, el ocultamiento de Escrivá en una bodeguilla, o la escena de la confesión, en el parque zoológico. El tratamiento de la guerra civil es lo más discutible, no sólo por su falta de contexto o por su inverosímil e inexacta recreación del frente de Madrid, sino sobre todo por la glorificación del idealismo frentepopulista y su caricaturización de los nacionales, cínicos y ávidos de poder. Una opción lógica en un director que flirteó con el trostkismo, pero inaceptable para cualquier historiador que haga una lectura justa de la guerra.

La película cuenta con un reparto muy heterogéneo. Josemaría está muy bien representado por el poco conocido Charlie Cox, así como Wes Bentley en el papel de Manolo o Dougray Scott como Robert. La presencia española más importante es la de Unax Ugalde, que interpreta a Pedro, uno de los amigos de Escrivá. Jordi Mollá y Ana Torrent, los padres del santo, han quedado con poco papel en el montaje final, que ha tenido que reducir las secuencias de la infancia por razones de equilibrio dramático y de metraje. Hay otros secundarios llenos de interés, como Honorio el chocolatero, un auténtico educador; o la novia de Robert, que como la protagonista de Love Story, gasta su energía en conseguir la reconciliación de su novio con su padre.

Aunque el film no llega a la altura y redondez de La Misión, su diseño de producción y la dirección artística son espectaculares. Eugenio Zanetti, ganador de un Óscar por Restauración, ha hecho un trabajo deslumbrante. También la diseñadora de vestuario Yvonne Blake tiene un Óscar en su haber. La fotografía del mejicano Gabriel Beristain es también meticulosa y manierista.


lunes, 24 de enero de 2011

Cominicador católico


Entrevista a Jack Valero, impulsor de «Catholic Voices» en el Reino Unido.

Por Samuel Gutiérrez // Catalunya Cristiana

Con apenas 17 años, Jack Valero (Barcelona, 1959) se fue a estudiar Ingeniería a Inglaterra, país en el que acabaría estableciendo su residencia definitiva. Hoy es una de las voces católicas más representativas del país. Desde el año 2006 es el director de Comunicación del Opus Dei en el Reino Unido. También ha sido recientemente el responsable de prensa de la beatificación del cardenal Newman y uno de los impulsores del proyecto «Catholic Voices», un atrevido programa de formación de laicos católicos para su intervención sin complejos en los medios de comunicación.

¿Cómo surgió la idea de «Catholic Voices» y cuáles eran sus pretensiones?
Poco antes de la visita de Benedicto XVI al Reino Unido, en una conversación informal entre amigos, surgió el tema de la pobre imagen comunicativa que ofrece muchas veces la Iglesia a pesar de contar con el mejor de los mensajes posible.

Esta constatación nos llevó a concebir la posibilidad de lanzar «Catholic Voices». Se trataba de una iniciativa cuyo principal objetivo era la formación de laicos, gente de a pie, con sus trabajos y sus familias, que con motivo de la visita papal pudieran hacerse presente en los medios y explicar la postura católica.

Pese al ambiente enrarecido que se estaba viviendo, a causa sobre todo de los casos de abusos sexuales en todo el mundo, estábamos convencidos de que la presencia histórica de Benedicto XVI en nuestro país era una oportunidad única para poner a la Iglesia en el foro público y poder ofrecer una imagen distinta a la que generalmente se daba de ella, vinculada básicamente a cuestiones negativas.

¿Se lograron los objetivos?
En apenas una semana, coincidiendo con la visita del Papa al Reino Unido en septiembre de 2010, se produjeron casi cien intervenciones de miembros de «Catholic Voices» en los medios de comunicación británicos. Desde entonces hemos entrado en la agenda de los medios y cada vez que se producen noticias importantes vinculadas a la Iglesia nos llaman para intervenir y explicar de manera positiva, con respeto pero sin complejos, la postura católica.

Hoy podemos decir que la aparición de «Catholic Voices» en la escena pública ha significado un gran éxito y los obispos en el Reino Unido han quedado realmente contentos. Cabe decir, sin embargo, que se trata de un proyecto privado, no vinculado jurídicamente a los obispos ni a la diócesis, porque hemos creído que así puede tener más fuerza y credibilidad ante la opinión pública.

Ahora el objetivo es seguir formando gente e incluso apoyar proyectos como éste en otros países. Ya me he reunido con gente interesada en Irlanda, Holanda y España. Nuestro sueño es crear el movimiento mundial de Catholic Voices, cuya misión principal sería la promoción de la vocación del comunicador católico.

¿Cuáles son las claves del éxito de esta iniciativa?
Hay básicamente tres:
- la formación de alta calidad, tanto en lo que se refiere a contenidos como a la forma de expresarlos, porque esto te permite tener una gran confianza;
- la actitud positiva respecto a los medios y respecto al mundo,
- y finalmente, los contactos con los medios que te permiten entrar en ellos y poder explicar la razonabilidad, a pesar de que no siempre se entienda, del mensaje de la Iglesia.

¿Qué quiere decir cuando habla de actitud positiva ante los medios?
Sobre todo que los medios no son nuestros enemigos, sino una oportunidad. Son un campo abierto en el que tenemos la oportunidad de expresar nuestras convicciones, aunque eso sí, es importante tener muy claro qué quieres decir y cómo lo quieres decir.

Los medios tienen sus reglas y hay que aprender a jugar con ellas. De ahí la importancia de aprender a comunicar bien, de manera clara y directa. La comunicación en la Iglesia no es un extra, sino que forma parte de su misma esencia, de su misión.

Lo que hay que evitar a toda costa es el enfrentamiento o el sentirse ofendido por la negatividad que pueda existir. No se trata de ganar ninguna batalla, simplemente de ofrecer nuestra postura. Nuestro lema era: «Light, not heat.» Tenemos que dar mucha luz, y menos calor. En torno a la Iglesia hay muchos temas polémicos, que generan mucho calor, mucho apasionamiento, y por eso nuestro objetivo es bajar la temperatura como consecuencia de una mayor luz, es decir, de una mejor comprensión de la postura de la Iglesia.

martes, 18 de enero de 2011

There be dragons se estrena en primavera

There be Dragons (de la antigua expresión cartográfica Here be Dragons - Hic sunt dracones) es un drama histórico escrito y dirigido por el director británico Roland Joffé, conocido por títulos como La Misión y Los Gritos del Silencio.

La película, habla de la investigación que Robert, periodista inglés, está realizando sobre una serie de acontecimientos acaecidos durante la Guerra Civil Española que tuvieron como protagonistas a su propio padre y a un joven sacerdote, Josemaría Escrivá (fundador del Opus Dei). A través del relato de su padre, Robert va a descubrir una terrible historia de traición, celos y muerte, pero también de redención, perdón y la búsqueda del sentido de la vida con el terrible trasfondo que supuso la guerra de un país enfrentado entre sí.

El estreno de esta historia épica está previsto para la primavera de 2011.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Llevar a Dios a todos los ambientes

Intervención del actor del actor Santi Rodríguez en el V Simposio San Josemaría celebrado el pasado fin de semana en Jaén.
Poco hay que añadir. ¡Ah!, sí, algo sí: ¡olé la gente que no se avergüenza de sus creencias!




jueves, 29 de abril de 2010

La confesión cambia vidas

Leonardo Mondadori

Sin llegar al extremo de las conversiones en el lecho de muerte, la edad madura, cuando se hace balance de la experiencia acumulada, puede ser otra oportunidad para Dios. Es lo que le ocurrió al Jesús Polanco italiano, Leonardo Mondadori, Presidente de la editorial del mismo nombre, una de las más importantes de Italia. Providencialmente, se reconcilió con la Iglesia en 1994, dos años antes de que le fuera diagnosticado el cáncer de páncreas que acabó con su vida en 2002.

Cuenta la historia Giuseppe Corigliano, Director de la oficina del Opus Dei en Italia y amigo del editor: después de que Mondadori editara Camino, de san Josemaría Escrivá, «me dijeron que Leonardo Mondadori quería reunirse conmigo porque sentía curiosidad por la temática de Camino. Fui encantado y encontré a un señor simpático y muy vivaz que quería dar vida a un filón cultural que fuese en dirección opuesta» al modelo imperante, jacobino-libertino. «Le gustaba el tema de la santificación del trabajo, aunque, en homenaje a la cultura laica imperante, optamos por llamarla ética del trabajo. Tenía coraje y deseo de hacer cosas. Al mismo tiempo, permanecía un poco cerrado porque advertía que su estilo de vida no era del todo justo. Su vida se había complicado con dos divorcios y era, como poco, desordenada».

Don Giuseppe subraya que «es bello cuando un laico colabora con un sacerdote para acercar un alma a Dios. Se debe superar el muro sacramental, es decir, la Confesión. Cuanto antes empiece a confesarse, más rápido será su progreso espiritual». Por ello, un día, mientras comían, se ofreció a presentarle a don Leonardo a un sacerdote. Don Umberto de Martino, el elegido, «era delicado y exigente al mismo tiempo. Yo también lo frecuentaba. Le precisé a Leonardo: Mira que no es un tipo que haga rebajas. Si no te sientes cómodo, te recomiendo otro».

«Leonardo encontró en él -continúa don Giuseppe- la claridad del mensaje cristiano sin rebajas ni atenuaciones. Creo que lo más determinante en su conversión fue la decisión de ser sincero en la confesión. Llamar a la virtud, virtud, y al pecado, pecado, fue lo que le gustó y le hizo cambiar. Evidentemente, era la gracia de Dios. Mes tras mes, lo encontré cada vez más contento y con más ganas de hacer cosas. También aumentó la confianza y no escondía nada de su vida».

Leonardo Mondadori tuvo aún la oportunidad de hacer mucho bien: «Con él, la editorial Mondadori resultaba casi una familia. Y dio un testimonio bellísimo en su ambiente milanés de la alta burguesía, rica y despreocupada. Su cambio impresionó a muchos». 
Su deseo de hacer cosas se tradujo en varias aportaciones al mundo editorial: editó un libro sobre el Opus Dei de Vittorio Messori; otro sobre el matrimonio para preparar a los jóvenes y evitarles el sufrimiento que supusieron para él sus dos fracasos matrimoniales; y, sobre todo, Cruzando el umbral de la esperanza, el libro-entrevista a Juan Pablo II, también de Messori. Fue este mismo autor el que colaboró con Mondadori para publicar el relato de su conversión, pocos meses antes de su muerte.

domingo, 14 de febrero de 2010

Mi tesoro cumple 80

Hoy hace 80 años que Dios le hizo ver a san Josemaría que habría también mujeres en el Opus Dei. Comparto esa vocación con miles de mujeres en los cinco continentes.
¿Qué aporta a mi vida? La seguridad que da el sabarte contemplada las 24 horas del día por Dios y la alegría ante la posibilidad de convertir cada uno de mis pensamientos, mis palabras y mis actos en oración. Hacer de lo cotidiano el motivo de mi santificación.
Gracias a san Josemaría, he aprendido a tratar de tu a Tú a Dios. Y estar en Sus manos te da una paz y una alegría que nada ni nadie te puede quitar.

Como decía san Josemaría: "El Opus Dei es el mejor sitio para vivir y el mejor sitio para morir. ¡Qué bien se está en el Opus Dei!"



jueves, 3 de diciembre de 2009

Profundidad de mirada

El pasado 21 de noviembre, Mons. Echevarría, Obispo Prelado del Opus Dei, invitado por el Administrador Apostólico Mons. Juan José Asenjo, visitó Córdoba para bendecir conjuntamente un retablo de san Josemaría Escrivá.
También estuvo con familias en el colegio Ahlzahir.

El siguiente vídeo recoge algunos de esos momentos:



domingo, 20 de septiembre de 2009

Sí que le pega

Hace unos días, un familiar que veía un corncurso en la tele, me decía: “¿Ves a ese tipo? Lo he visto y leído en entrevistas y se le nota que es un padre estupendo, que quiere a su familia. Se le nota que tiene valores”.
Así que no me ha sorprendido ver a Santi Rodríguez, actor, en la web oficial del Opus Dei, contando por qué ha participado en un simposio sobre san Josemaría.

Él cuenta que sus compañeros le dicen que qué hace ahí, que no le pega. Es verdad que estamos acostumbrados a verlo en la televisión, donde no predominan los valores humanos o cristianos. Quizá sus compañeros artistas no sepan que es ahí precisamente donde tenemos que estar los cristianos, para ayudar con nuestro ejemplo. A muchos les gustaría ver a los católicos relegados en las sacristías. Suerte que este actor sabe que todos los trabajos honrados, que todas las realidades humanas son santificables.

Así que yo creo que sí te pega, Santi.


domingo, 6 de septiembre de 2009

Ordenaciones en Torreciudad


El blog Siete en familia nos propone cada día el nombre de un sacerdote para rezar por él. Es una iniciativa fantástica, porque necesitamos sacerdotes santos y fieles a su vocación. Rezar nominalmente por sacerdotes que no conocemos es alucinante. Es lo que se llama comunión de los santos.

Hoy reciben la ordenacón sacerdotal de manos del
Obispo Prealado del Opus Dei don Javier Echevarría dos agregados del Opus Dei: don Diego Pérez y don José Ramón Alba, en el Santuario de Torreciudad.

Los encomendamos a la Virgen de Torreciudad para que sean fieles a su camino y lleven muchas almas al Cielo.