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martes, 8 de marzo de 2016

Mujer

Cuando la mujer mira a María, el mundo se humaniza; la humanidad se dignifica. No hay más. Ahí reside el secreto de la verdadera “liberalización de la mujer”. 

Flaco favor nos ha hecho el movimiento feminista histórico. Desde finales del siglo XVIII existe una lucha incesante por instaurar la idea de la mal llamada y mal entendida igualdad entre hombres y mujeres que hoy, a comienzos del siglo XXI nos ha llevado a anular la esencia femenina. Hombres y mujeres somos iguales, sí, iguales en dignidad. En la dignidad que nos confiere ser hijos de Dios. Y gracias a Él, distintos en muchos aspectos: físico, psicológico, biológico… 

Si alguna institución es consciente del valor fundamental que tenemos las mujeres en la sociedad, esa es la Iglesia Católica. Jesús de Nazareth es el primero que da a la mujer el valor que se merece. Para empezar, de los infinitos modos que Dios podría haber elegido para redimirnos, quiso hacerlo encarnándose en el vientre de una mujer. Es en las mujeres en quién Jesús se apoya tantas veces, no hay más que leer los evangelios. Son las mujeres las que permanecen al pie de la cruz en el momento de la crucifixión. Y es a una mujer a quien primero le revela Jesús que ha resucitado. 

A lo largo de la historia tenemos cientos de ejemplos de instituciones
cristianas cuyos miembros han dejado su vida en tierras de misión o zonas desfavorecidas, poniendo sus talentos y formación al servicio de la capacitación de la mujer para que puedan ser independientes social y económicamente. La formación es libertad. 

En la Virgen María tenemos el modelo de mujer. Y el demonio lo sabe, por eso la odia, y de ahí el afán de destruir en nosotras todo lo que pueda hacernos similares a Ella.

Corrientes culturales, el mundo de la moda, nos empujan a alejarnos de todo aquello que nos es intrínseco, haciéndonos caer por una pendiente, hasta el punto de que todo lo bueno y bello es denostado. Algunos incluso, llegan a utilizar la palabra Virgen como un insulto. Y la sociedad ha picado el anzuelo. Se nos ha pretendido engañar, ofreciendo como liberalizador la elección de tener o no hijos y el momento en que debe hacerse. Arrancando algo tan esencial a la mujer como es la maternidad. Políticas antinatalistas y cultura de muerte ofrecen como normal algo tan antinatural como es cegar la fuente de la vida o terminar con ella. 

Hoy, que se celebra el día internacional de la mujer, y porque quiero ser verdaderamente libre, le pido a María, -nuestra Madre-, que todas sepamos parecernos a Ella.

Pilar M-T.

lunes, 8 de febrero de 2016

La cuestión feminista

Por Jutta Burggraf. Publicado en Arvo.net.

Injusticias del pasado 

En el siglo XVIII, por ejemplo, se podía afirmar sin miedo alguno a recibir una silba: “Una mujer que piensa es tan repugnante como un varón que se maquilla”.(G. E. LESSING). Parece, de hecho, que el despliegue de la personalidad femenina se limitaba entonces a expresarse encima, y no con la cabeza. 
Conocemos, quizá, las pinturas de la época en las que se presentaban las mujeres con enormes cofias bordadas. (H. WESTHOFF-KRUMMACHER). Encima de las cabezas llegaban a darse verdaderas explosiones de creatividad. 

Franz Xaver Simm (1853–1918): La bordadora.

El ama de casa exhibía sus virtudes de laboriosidad, limpieza y habilidad manual a través del tocado, teniendo la cofia un alto valor comunicativo. Mostraba lo bien que las mujeres podían coser y bordar. Al fin y al cabo, encima de su cabeza es donde la mujer llevaba su completa educación, siendo el último toque el devocionario entre las manos. Sólo así se cumplía con la obligación de ser el orgullo y honor de su marido. 

Durante siglos, los varones realmente no tomaron demasiado en serio a las mujeres, y durante milenios las despreciaron. Algunos afirman que la miseria comenzó ya en las antiguas civilizaciones. Fue entonces cuando Aristóteles erigió la tesis de que la naturaleza había creado algunos individuos para que éstos mandasen sobre los demás, y otros para que les obedeciesen. Entre los primeros estarían, por supuesto, los varones, entre los segundos las mujeres. Desde entonces, se dice, los varones se envanecieron… 

Algunas personas sensatas amonestan que no debemos exagerar. La vida es en verdad más amplia, más rica, tiene más matices. Durante el transcurso de la historia, a las mujeres no sólo se les maltrató, sino también se les honró, no sólo las despreciaron, sino también las amaron. A la inversa, también hubo casos de varones ofendidos por mujeres, y no pocas veces, éstas se valieron para ello de cualquier fingimiento, chantaje y tormento oculto. 

Yo, francamente, no creo que sea posible leer toda nuestra historia cultural como una novela policíaca en la que exclusivamente las pobres mujeres son las oprimidas, humilladas, ridiculizadas y maltratadas por los varones malos, consiguiendo, finalmente, liberarse de ellos. Gran parte de las tensiones entre varones y mujeres son indudablemente de carácter bilateral y personal. Pero, aparte de esto, no podemos negar una clara infravaloración del sexo femenino que se ha plasmado mundialmente en innumerables convenciones y normas sociales. Pienso que ha habido evoluciones enormemente equivocadas precisamente en los últimos trescientos años. 

 Las primeras reacciones de las mujeres 

Es de agradecer que, al irrumpir la Revolución Francesa, algunas mujeres inteligentes supieron darse cuenta de que los derechos humanos tan ensalzados beneficiaban tan solo a los varones. De ahí que Olympe Marie de Gouges redactara en septiembre de 1791 la famosa
Declaración de los derechos de la mujer”, entregada a la Asamblea Nacional para su aprobación. Detrás de ella había un gran número de mujeres organizadas en asociaciones femeninas. Se definían a sí mismas como seres humanos y ciudadanas, y proclamaban sus reivindicaciones políticas y económicas. Es interesante, por ejemplo, el artículo VII de esta declaración, que reza: “Para las mujeres no existe ningún régimen especial: se les acusa, se les mete en prisión y permanecen en ella, si así lo prevé la ley. Las mujeres están sometidas de la misma manera que los varones a las idénticas leyes penales.” 
El artículo X es aún más preciso: “La mujer tiene el derecho a subir al patíbulo.”  

Las mujeres no querían seguir sin voz ni voto, preferían que se les castigara e incluso padecer la muerte, antes de ser consideradas esclavas y seres sin responsabilidad. Desgraciadamente, Olympe de Gouges fue degollada, y junto con ella otras muchas mujeres famosas. Se les prohibió reunirse a las mujeres bajo pena de cárcel y sus asociaciones fueron disueltas a la fuerza. Su misión, por lo pronto, parecía haber fracasado. En cambio, las mujeres no se resignaron. En Inglaterra comenzaron a fundar un llamado “movimiento contra la esclavitud”. Partían de la base de que también se les tenía que conceder los derechos de sufragio y ciudadanía, igual que se había hecho con los antiguos esclavos. Una de las protagonistas exclamó: “Todo el sexo femenino ha sido despojado de su dignidad. Se le pone a una misma altura con las flores cuyo cometido es sólo el de adornar la tierra.” (M. WOLLSTONECRAFT

No vamos a ver ahora las luchas feministas con sus logros y recaídas. En el siglo XX las mujeres consiguieron por fin ser admitidas, de modo oficial, en la enseñanza superior y en las universidades y alcanzaron la igualdad política, al menos según la ley. Pero esto vale sólo para el mundo occidental. En muchos países de África y Asia falta todavía mucho para llegar a esta meta; allí las mujeres, con frecuencia, siguen estando lejos de poder realizar un trabajo en condiciones humanas. Y aún donde han conseguido una igualdad en la vida pública –como es el caso de América y Europa–, quedan todavía numerosos estereotipos y prejuicios por eliminar. 

 Valor idéntico de los sexos 

A pesar de ello tenemos hoy, en principio, conciencia clara de que la posición de la mujer está al lado del varón; no es inferior ni tampoco superior a él. Mirando al pasado, el Papa Juan Pablo II ha pedido perdón, reiterada y públicamente, por las injusticias cometidas contra las mujeres por parte de los varones cristianos. (JUAN PABLO II: Carta a las mujeres, 3.) Eso me da confianza. Me llena de alegría, además, que podemos encontrar a personas singulares, en todas las épocas, que no tenían problemas con la “cuestión femenina”. 

Ciertamente, no es la revolución feminista la que tiene que convencer a un cristiano del valor idéntico de los sexos. Basta echar una mirada al primer libro de la Biblia que narra la creación del mundo.(Génesis 1,27). Allí se puede leer inequívocamente que Dios creó al hombre –varón y mujer– a su imagen y semejanza. Esto significa que ambos sexos tienen una misma imagen de su origen; la dignidad de ambos está fundamentada en Dios. Tanto el varón como la mujer tienen una interioridad y profundidad propias, con la posibilidad de comprender el mundo, de ser creativos y de desarrollarse en libertad. El “ser imagen de Dios”, no es introducido al ser humano desde fuera, no es algo yuxtapuesto, sino que constituye su estructura esencial. No creó Dios primero al hombre, para luego imprimirle su imagen. El varón y la mujer no tienen una imagen de Dios en sí; son, desde un principio, en su unidad de cuerpo y espiritualidad, imagen divina. 

La mujer, en consecuencia, no es un ser definido en relación al varón. Ella tiene valor y dignidad por sí misma, no los recibe de otro. No es sólo “la hija del presidente” o “la madre del arquitecto”. Puede ser ella misma presidenta o arquitecta. El relato de la creación de una costilla común reafirma lo señalado, (Génesis 2, 18-25) pues no es ninguna “prueba” de la subordinación de la mujer, sino una expresión de la igualdad de los sexos, que han sido hechos de la misma “materia”. 

Al comienzo de la historia humana, Adán y Eva están juntos, uno al lado del otro y frente a Dios, con igual libertad, valor y responsabilidad. Ambos poseen una última y exclusiva relación inmediata con Dios; y a ambos les fue confiado el gobierno de la tierra como tarea común. El doble encargo de administrar los bienes y de procurar descendencia fue dado a los dos, no recibió Adán el primero y Eva el segundo. Esto quiere decir, en concreto, que ambos, varón y mujer, han de compaginar las exigencias de su trabajo profesional con la necesaria dedicación a la familia.


viernes, 11 de octubre de 2013

La piloto de Fórmula 1 y su encuentro con Dios

Hoy que conocemos la triste noticia del fallecimiento de la piloto de Fórmula 1, rescato este artículo de
Javier Lozano en Religión en libertad.com.

María de Villota estaba cumpliendo su sueño desde niña, pilotar un Fórmula 1. Con una prometedora carrera por delante ya era piloto probador del equipo Marussia. El pasado 3 de julio estaba realizando en el aeródromo británico de Duxford distintas pruebas aerodinámicas al monoplaza de su escudería cuando tuvo un terrible accidente que cambió su vida. Chocó contra un camión y su casco quedó hecho añicos. 

Estuvo a punto de morir, perdió el ojo derecho y tras varias operaciones lleva seis placas de titanio en la cabeza. Su sueño de ser piloto titular y emular a su padre se ha desvanecido pero lejos de venirse abajo ha visto la mano de Dios en todo este tiempo y asegura que el accidente le ha cambiado de manera radical la forma de ver la vida. Su accidente conmocionó al mundo y su recuperación es todo un ejemplo de superación ante la adversidad. 

El pasado 13 de enero cumplió 33 años y en una entrevista en el programa ´El Partido de las 12’ de COPE, María confesaba que “nunca he soplado las velas con tantas ganas. La felicidad es algo muy sencillo. Siempre me ha gustado mirar hacia delante”. 


El papel de Dios en su recuperación.

Sin embargo, en este duro proceso desde que sufrió el terrible accidente ha experimentado una fuerza sobrenatural. “Cuando paseo por la calle la gente me dice que ha rezado mucho por mí. Se lo agradezco. Cuando volví un primo mío falleció y yo no. Dios ha jugado un papel muy importante en mi recuperación”, afirmaba María de Villota

Su hermana Isabel estaba presente cuando María chocó contra el camión y meses después explicó en la revista Hola cómo hubo una mano divina en todo este suceso. Ella llegó la primera al lugar del accidente: “intenté sacar el coche de debajo, empecé a gritar, hasta que vinieron todos los mecánicos. A mí me separaron del coche y ya no me dejaron volver a donde estaba María

Isabel recuerda que “no paraba de preguntar: ¿está muerta?, ¿está muerta?, y ellos me decían: “no lo sabemos”. Entonces fue cuando me tiré al suelo de la pista, me puse a rezar como una condenada y, al cabo de los angustiosos minutos que pasó inconsciente, alguien dijo: ‘se está moviendo’. Y yo pensé: ‘gracias Dios mío’

Una señal de Dios

 La hermana de la piloto considera que no estaba con ella en esas pruebas en Reino Unido por casualidad. “Fue como una señal de Dios, porque sentí que tenía que ir”. María lo ve así también: “estoy segura de que, desde el momento que llegó al coche, la oración, las decisiones que tuvo que tomar en el hospital, todo lo hizo con tanta eficacia…”. 

Recordando esos momentos, Isabel siguió contando hechos para ella inexplicables. Relataba que María no podía tomar ciertos fármacos. “Estando como estaba, le pregunté: María, ¿a qué eres alérgica?, sin tener la menor esperanza de que me respondiera, como si le estuviera haciendo una pregunta a Dios, y ella respondió: pirazolonas”

“Ahora veo más que antes” 

María ha experimentado un cambio importante en su interior y no sólo físico debido al accidente en todos te das cuenta de que ves más que antes. Yo antes sólo veía la Fórmula 1, sólo me veía encima de un coche compitiendo y no veía lo que realmente era importante en mi vida”. Por ello, recuerda que “no tengo un ojo, no tengo olfato, pero tengo por delante otro ojo y el tacto”. 
estos meses. Confiesa que “

Aceptar su situación no fue fácil al principio pero su virtud fue buscar consuelo en quien podía dárselo. “El primer día que me miré en el espejo tenía 104 puntos en la cara, negros, que parecían cosidos con cuerda náutica y había perdido el ojo. Quedé aterrada”

En ese primer instante pensó en quién iba a quererla así. Pero pronto ese mal pensamiento cambió al llegar al convencimiento de que las personas que están a su alrededor “me han querido para esta vida y para cubrir la que viene ahora”. 

“Llevo mi historia con cariño y orgullo” 

De hecho, hay una frase que define a la perfección cómo ha afrontado María este trauma: “mi aspecto de ahora dice mucho más de quien es María de Villota que el aspecto anterior. Llevo mi historia y la llevo con muchísimo cariño y orgullo”. En este sentido, la joven piloto española afirma que “la primera sensación que tuve después del accidente fue negativa porque necesitaba los dos ojos, pero tardé muy poquito en ver todo el resto”. Fue ese encuentro con el sufrimiento humano lo que le llevó a cambiar de actitud. Darse cuenta de que a pesar de todo debía estar agradecida con el don de la vida. “He coincidido con gente que lo ha pasado muy mal. Al final hay que disfrutar de lo que tienes porque no hay más. Disfrutar de las cosas pequeñas. Esa pizca de humor es necesaria para seguir adelante. Voy a dar toda esa energía”. 

Sus nuevos retos

Ahora que ya no va a poder competir a nivel profesional, María de Villota quiere afrontar tres retos. Por un lado afirma que seguirá ligada al mundo del motor, “al que adoro”. El segundo, es el de los enfermos puesto que “estoy en el bando de los que están malos. Después de ver que hay gente que los pasa tan mal, yo tengo que hacer algo”. Por eso, colabora activamente en la Fundación Ana Carolina Díez Mahou, que ayuda a enfermos neuromusculares mitocondriales. En un tercer lugar está ayudar a la mujer, conseguir que una llegue a ser titular en la Fórmula después de que ella se quedase a las puertas. En la vida, dice contenta, “¡¡todavía hay que pelear por muchas cosas!!”.

viernes, 20 de septiembre de 2013

El cuerpo, imagen de Dios

El cuerpo es el lugar natural de la vida y del amor. Recibimos el cuerpo como un don, y en él recibimos también nuestra identidad sexuada y nuestra singularidad personal. Somos masculinos y femeninos en todo; también en nuestro modo de ser imagen de Dios

La diferencia sexual es un don, pero también una tarea. No se trata sólo de un dato biológico; es, sobre todo, una realidad personal, la vocación propia de todo hombre. Ni la masculinidad ni la feminidad se entienden o se realizan de forma aislada, autónoma o individualista, y mucho menos en oposición, sino siempre en mutua relación. El Génesis afirma que el varón y la mujer fueron creados como ayuda semejante: ayuda mutua en el orden del ser y no tanto en el orden del actuar. 

En la lógica de la fecundidad humana, es propio del varón ser origen y principio de la vida para la mujer y, a través de ella, para el hijo. El varón posee este principio de fecundidad no para sí, pues nunca llega a ser padre en sí mismo, sino siempre en relación a la mujer y al hijo. El varón nunca es principio de fecundidad sin la mediación de la mujer y sin la perfección del hijo. 

Desconozco autoría y fecha de la pintura, pero no deja de ser toda una catequesis sobre el aspecto trinitario de la unión conyugal, donde reside su fundamento. La Santísima Trinidad es Familia.

Ser padre es ser en total donación a la mujer y, a través de ella, al hijo. Que el esposo llega a ser padre significa que existe referido del todo a la esposa y, a través de ella, al hijo. Es padre en cuanto lo da todo a ellos. Su paternidad es a imagen y semejanza de la paternidad de Dios Padre, que en la Trinidad es aquel que posee la vida divina de modo fontal y originario. El Padre la posee siempre dándola a las otras dos personas divinas, y nunca recibiéndola, siempre en relación al Hijo y al Espíritu Santo, y nunca sin ellos. Y así, el Padre nunca es principio de todo sin el Hijo y sin el Espíritu Santo. El Padre nunca es en sí mismo, sino que siempre es en relación con las otras dos personas divinas. Así pues, es propio de lo masculino y del esposo llegar a ser padre, es decir, llegar a ser origen de la vida para la esposa y para el hijo, en modo análogo a como Dios Padre es origen de la vida para el Hijo y el Espíritu Santo

Lo propio de la maternidad es hacer fecunda la masculinidad y hacer padre al varón. La mujer es madre porque acoge y recibe como un don la vida de los dos, del padre y del hijo, en modo análogo a como el Espíritu Santo recibe el don del Padre y del Hijo

En todas las dimensiones de su ser, la mujer está hecha para acoger la vida del otro; pero no la acoge para sí, sino para entregarla hacia fuera, al modo como el Espíritu Santo acoge la vida del Padre y del Hijo para comunicarla en la Trinidad económica hacia fuera, a los hombres. 

La fuerza espiritual de la mujer radica precisamente en su maternidad: en la vida que recibe y en la vida que, a su vez, ella da a los demás. Por eso, su vocación singular está especialmente orientada hacia la cultura de la vida y la civilización del amor.  

Por Carmen Álvarez Alonso, profesora de la Universidad San Dámaso. Participante en la XV Semana de Teología de Asidonia-Jerez, cuyo tema ha sido La familia tiene futuro.
Publicado en alfayomega.es.
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El cuerpo humano, como don de Dios, y templo de la Santísima Trinidad, merecen todo el respeto. Es ahí cuando adquieren sentido el pudor y la modestia.

domingo, 17 de febrero de 2013

Cinco cosas que una hija necesita escuchar de su padre

Daniel Darling, (pastor evangélico en Chicago y autor de diversos libros sobre cuestiones familiares)  es un "repetidor" en lo de tener hijas: de sus cuatro retoños, tres son niñas: "La mayor tiene ocho años y cada año que pasa desde que nació me hago más conservador en todo lo que se refiere a mis chicas. No soy un entusiasta de las armas, pero podría serlo si se trata de sentarme en el porche esperando al primero que se atreva a pedir una cita a mis hijas", bromea. Añade, "ya en serio": "Me gusta tener hijas. Hay algo en tener una niña que suaviza al hombre y añade a su alma una cierta ternura". Y es "en ese espíritu" con el cual señala en su blog "cinco cosas que toda hija necesita escuchar de su padre":

1. Eres guapa y te quiero. 
"Esto es algo que deberías decirle a tu hija al menos una vez al día y probablemente más. No soy psicólogo, pero las niñas que saben que sus padres les quieren crecen con mayor confianza y evitar buscar el amor en el lugar equivocado. Oír que son hermosas es un balón de oxígeno para el alma de tu hija. Hazlo a menudo de formas distintas y creativas".

2. Tu madre es guapa y la quiero
"El mejor regalo que le puedes hacer a tu hija es mostrarle cómo debe un hombre tratar a una mujer. Que vea en ti un modelo, aunque sea imperfecto, del amor que Dios hace nacer entre un hombre y una mujer. Dile a tu mujer todos los días que es hermosa, que la quieres y que te alegras de haberte casado con ella. Dile que te comprometes con ella para toda la vida. Y dile estas cosas de vez en cuando delante de tus hijos".

3. Perteneces a Dios y has sido creada para Su gloria
"A menudo las niñas sienten inseguridad sobre muchas cuestiones: su peso, su apariencia, sus amigos... En ocasiones pueden sentirse poco importantes o poco apreciadas, incluso en un hogar donde reina el amor. Por eso tú, como padre, tienes que recordarle a menudo que son criaturas especiales formadas amorosamente por el Creador a Su imagen y semejanza". 
Darling invita a que tengan siempre en cuenta al salmista ("Te doy gracias por tan grandes maravillas: prodigio soy, prodigio son tus obras", Sal 139, 14) para que esa idea "esté interiorizada por tus hijas cuando lleguen los momentos de duda". 
  
4. Eres perdonada. 
"Tu hija desordenará su vida, pecará, te disgustará... Y si no sitúas la buena nueva del Evangelio como centro de tu familia, puede crecer pensando sin saber qué hacer con sus pecados. Instrúyela en la práctica del arrepentimiento y el perdón: el arrepentimiento de sus pecados y el perdón de los ajenos. Que sepa que Jesús siempre está dispuesto a ofrecer su gracia y debe estar dispuesta a recibirla y a aplicarla a quienes le hagan mal a ella". 

5. Vales mucho. 
"No dejes que tu hija consuma el veneno de la cultura que mide el valor de una mujer por su independencia o su habilidad para deshacerse libremente de su pureza. Que ni por un momento se trague la mentira de que la libertad sexual es algo distinto a una esclavitud de la peor especie, el instrumento del enemigo para arrebatarle la creatividad, la belleza y la finalidad para la que fue creada. Enséñale qué buscar en un hombre (una pista: no lo que se ve en la tele). Asegúrate de que es consciente de la hermosura de la imagen pintada por el Creador. Su autoestima y el sentido de su propio valor están ligados a su llamada especial a ser hija de Dios".

sábado, 5 de mayo de 2012

La maternidad embellece

Frederic Leighton. Madre e hija (1865)

Cuando nos encontramos próximos a la celebración del día de la Madre, con frecuencia me vienen a la cabeza unas palabras que San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, solía repetir cuando alguna madre de familia numerosa se dirigía a él en los encuentros catequéticos que mantuvo por España y Latinoamérica hacia el final de su vida. Antes de responderle, recordaba con gracia a todos los presentes el dicho de que «la maternidad embellece». 

Esta realidad que comporta la maternidad contrasta hoy con la abundancia de tantos centros de estética, algunos de ellos muy especializados. La proliferación de este tipo de establecimientos es señal de que existe una creciente valoración por la imagen que uno da.

Y bien mirado, podemos decir que una madre tiene algo especial. Es algo que le confiere una belleza peculiar y única. No se trata solamente de una cuestión hormonal o física. Se trata de algo más profundo. La relación que se establece entre una madre y sus hijos la transforma, y ese cambio, que es interior y trasciende fuera, la embellece.

No es difícil ver que las madres tienen un papel insustituible en la vida de sus hijos. Escribía el Dr. Nagai, médico japonés que trabajó mucho tiempo en un orfanato, que «nuestra infancia es feliz porque podemos llorar. Sabemos que si lloramos nuestra madre vendrá y nos consolará. Una persona mayor no puede llorar a gritos, sólo un niño que tiene madre puede hacerlo». Había observado que si un huérfano llora, los demás se reían de él. Entonces éste aprende a la fuerza la astucia de contener las lágrimas. Probablemente no haya peor mal para una persona que sentirse solo y poco comprendido.

Además de saber consolar a sus hijos, la madre también les ofrece algo impagable: una sonrisa sincera. Trabajar o convivir con una persona que sonríe habitualmente tiene un influjo en el resto de la gente, que se aprecia cuando esa persona se marcha o se ausenta. Así, cualquiera que haya visto a una madre jugar y divertirse con sus hijos habrá tenido un comprensible deseo de ser capaz de mirar igual que ella. Los ojos de la madre revelan que algo se ha encendido por dentro. Y esa sonrisa todavía es más preciosa cuanto más dependiente sea el hijo. Es el caso, por ejemplo, de un bebé o de un hijo que sufra una discapacidad.

¿Qué le pasa a una mujer cuando corresponde al don de la maternidad? Le pasa lo más grande que le puede ocurrir a una persona: aprende a querer con toda su interioridad. Una madre vive para su hijo. Casi sería más preciso decir que se desvive por él. Habrá días luminosos y otros días más nublados, o incluso con tormentas; podrá haber bonanza económica o quizá se vivan momentos de recorte presupuestario en casa. Pero toda madre sabe que es capaz de sonreír y de consolar a su hijo, aunque las circunstancias no acompañen o se encuentre rota por dentro. Es capaz de elevarse por encima de sus capacidades con tal de ayudar a sus hijos. A partir de entonces, el bien de los hijos es fuente de alegría para una madre.

Hoy más que nunca esta relación puede aparecérsenos como difícil o utópica. Parece que los valores actuales apuntan en otra dirección. Estamos acostumbrados a medir la eficacia de nuestras acciones en función de nuestro interés o en términos económicos. Quizá por eso a muchos la maternidad les parezca una carga incomprensible. Y en cierto modo tienen razón. Porque la maternidad es un misterio. A una madre se le ha confiado algo único: cada hijo es irrepetible y portador de una esperanza. El vínculo que se genera lanza a los padres, y en particular a la madre, a una aventura diaria con cada hijo. Y en un mundo como el nuestro que busca seguridades y teme comprometerse, la madre generosa goza de un gran atractivo por cuanto ha asumido el riesgo de la auténtica hazaña: la entrega abnegada por el bien del otro.

La relación de una madre con sus hijos llega muy hondo. Romano Guardini reflexionó sobre este misterio: 
«¿Cómo ama la madre a su hijo? ¿Cómo nace ese amor? La madre ama ya, por su disponibilidad para concebirlo, al que no existe todavía pero se formará un día con su propia sangre. Más tarde, siente agitarse dentro de sí algo viviente, y su amor crece a medida que se desarrolla ese cuerpo distinto al suyo. Y ella, la madre, tiene conciencia de ese amor y cree en el sentido y cumplimiento de la existencia de ese hijo. Y cuando éste nace y lo mira en sus brazos, sus ojos se tornan capaces de una clarividencia más profunda, pues su corazón ha hecho ya un largo aprendizaje en la escuela de la paciencia y del amor».
La maternidad embellece porque enriquece el corazón. Lo que hace grande a una persona no es su sueldo o el poder que haya acumulado, sino su capacidad de amor. El amor de una madre por su hijo poco tendrá de romántico y mucho de sacrificado y desinteresado. El auténtico amor es el que lleva a entregarse y desvivirse por el bien del otro. Toda madre lo sabe. Y todos —puesto que todos somos hijos— las admiramos.

(Por Tomás Baviera Puig en almudi.org)

viernes, 17 de febrero de 2012

La alegría de ser uno más.

Un estudio claro y concreto sobre la trayectoria de la sociedad, cuando las familias se vacían de hijos.

La editorial Sekotia sigue editando libros que interesan mucho, sobre todo a los que se interesan por la vida y como máximo exponente la persona y la familia. Recientemente acaba de editar La alegría de ser uno más. Familias que crecen de Silvia Martínez-Markus. El texto es un breve ensayo, pero no por eso es una obra menor o demasiado sencilla. Es precisamente esta una virtud: que se lee con rapidez y aporta una serie de argumentos y reflexiones muy útiles a todos los que desean saber cómo es eso de que “la familia peligra, luego peligra la persona”.

Silvia Martínez apoya por esta institución y sostiene que dónde la familia funciona hay solidaridad entre las personas e incentivo para pensar en el futuro.

Pero en clave política da miedo argumentar así. La clase política, más comprometida con la cantidad que con la calidad de votos, piensa que “eso” , la familia, se resuelve por sí solo porque nadie puede hundirlo, y en vista de esto legislan a placer en contra de ella y nada a su favor (dentro y fuera de España). Pero hoy en día no podemos conformarnos con pensar que “Sólo una institución natural ha sobrevivido a lo largo de los siglos para recibir y proteger a los seres humanos tanto en tiempo de bonanza como de crisis: LA FAMILIA.” Porque hay intereses ideológicos muy fuertes que precisamente lo que pretenden es que desaparezca, porque es lo único de verdad que les frena en sus pretensiones.

La familia representa un papel insustituible en la historia. Su desaparición o deterioro tiene unas consecuencias capaces de hacer tambalear los cimientos de cualquier sociedad. Como decía Chesterton: “Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”.

Esto hace que este libro recién editado y distribuido en toda España, lo haga indispensable. Orientadores, profesores, tutores, pedagogos, POLÍTICOS, padres de familia, etc. debieran invertir una tarde de su tiempo y ponerse al día, porque la familia es vida y es futuro, por eso ahora –en tiempos de cambio e incertidumbre- es más necesaria su protección. ¡De cada uno de nosotros depende!

Silvia Martínez Markus, (Madrid 1975) es Licenciada en Filología alemana Universidad Complutense de Madrid.
En su curriculum literario se incluye el 1er Premio en el IX Concurso de Teatro Juvenil Prados 2003, de Valladolid. Con la obra titulada El barco fantasma y la isla de Medea. También es autora de las siguientes publicaciones: Sophie Scholl ¡Viva la libertad!, ¡Buenos días princesa! Manual de estilo, elegancia y buenos modales para chicas, El día en que nos dimos cuenta de todo, Leí el diario de un extraño, Humanismo y Barroco. Cuestiones sobre literatura alemana de los siglos XVI y XVII.

Su compromiso personal en relación con la cultura, la ha llevado a colaborar, y colabora, en muchas actividades como voluntaria y participando en varias ocasiones como jurado en certámenes literarios, Línea de Atención a la Mujer, conferencias a adolescentes en colegios y asociaciones juveniles, etc.

El libro puede adquirirse en Criteria Club de Lectores.

martes, 9 de agosto de 2011

Feminismo del bueno

Es lo que pensé al leer la biografía de Edith Stein. Mujer libre, por buscar la verdad y encontrarla. De mente privilegiada y trabajadora infatigable.
Hoy, canonizada, copatrona de Europa: santa Teresa Benedicta de la Cruz. Y mártir: "El amor vence al miedo".




Fantástica la película La settima stanza. Obra de arte que nos cuenta los últimos años de su vida con cadencia de tango. Aunque es del 95, no se ha estrenado en España. Ya os digo, feminismo del bueno. Nada que ver con lo que en España adoctrinan las ministras de la cosa.
Con suerte, la podéis ver subtitulada youtube.

martes, 8 de marzo de 2011

Mujer


Adalbert Begas: Madonna.

Madre, hoy en la tierra se celebra el día internacional de la mujer.
Ya ves, cada día es el "día de algo". Hoy ha habido actos distintos (incluso absurdos) para conmemorarlo.
En este día, sólo te pido que todas nos parezcamos a Ti.

domingo, 14 de noviembre de 2010

La naturalidad de lo natural

Que dos y dos son cuatro lo sabemos todos, aunque haya quienes quieran hacer creer que son 5 ó 3. Es lo que ocurre con la idea de que cualquier conjunto de seres vivos de origen humano, vegetal, animal o cibernético pueden ser una familia. Los mismos que lanzan esas proclamas en los medios se echan las manos a la cabeza cuando narran sin ningún tipo de pudor y a cualquier hora del día (aún en horario de protección infantil) aberrantes sucesos de violencia, crímenes, robos... La conclusión siempre comprende los mismos argumentos por parte de los "comunicadores": "Claro, era una familia desestructurada"; "... Es que una madre sola tiene difícil educar a un hijo", "Es que el ambiente de promiscuidad que había en la casa..."
Y es que, como decía el refrán, y no sin razón: "Lo que es, es". Y como es, sale a flote, a pesar de los pesares. Y la realidad es que la familia es la columna vertebral de la sociedad; y que los pretendidos sucedáneos artificiales y rocambolescos sólo llevan sino a al derrumbe de los cimientos sociales.

La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida. Es un bien insustituible para los hijos, que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio -indisoluble, entre un hombre y una mujer- como Iglesia doméstica y santuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos. Invito a los gobernantes y legisladores a reflexionar sobre el bien evidente que los hogares en paz y en armonía aseguran al hombre, a la familia, centro neurálgico de la sociedad. Esto es una ayuda notable a la sociedad, de la cual no se puede privar, y para los pueblos es una salvaguarda y una purificación. Además, la familia es una escuela de humanización del hombre. La experiencia de ser amados por los padres lleva a los hijos a tener conciencia de su dignidad de hijos.

La fe no es una mera herencia cultural, sino una acción continua de la gracia de Dios que llama, y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada. Los padres cristianos han de procurar que la llamada de Dios y la Buena Nueva de Cristo lleguen a sus hijos con la mayor claridad y autenticidad. En la cultura actual se exalta muy a menudo la libertad del individuo concebido como sujeto autónomo, como si se hiciera él solo y se bastara a sí mismo, al margen de su relación con los demás y ajeno a su responsabilidad ante ellos. Se intenta organizar la vida social sólo a partir de deseos subjetivos y mudables, sin referencia a una verdad objetiva previa como son la dignidad de cada ser humano y sus deberes y derechos inalienables a cuyo servicio debe ponerse todo grupo social. La Iglesia no cesa de recordar que la verdadera libertad del ser humano proviene de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por ello, la educación cristiana es educación de la libertad y para la libertad.
Benedicto XVI, discurso y homilía: V Encuentro Mundial de las Familias.
Valencia, España (2006)

martes, 21 de septiembre de 2010

Blood money, el valor de una vida


Se estrenará en España el próximo 8 de octubre, ante un gran silencio mediático.
La cinta, narrada por la Dra. Alveda King (sobrina de Martin Luther King) muestra el recorrido del aborto en Estados Unidos, apoyándose en impactantes testimonios de personas directamente implicadas tanto desde el lado de la medicina, como desde el del paciente.
El documental recoge además la evolución histórica de esta industria, desde el comienzo de la Planificación Familiar, pasando por el polémico caso Roe contra Wade, hasta llegar a la situación actual.



sábado, 13 de marzo de 2010

Belleza integral


Belleza es palabra tan ligada a la mujer que no se comprende la una sin la otra. Allí donde la belleza se falsifica o deforma, la identidad femenina queda oscurecida. Así ocurre con frecuencia en el mundo audiovisual, donde se echa en falta una visión integral de la persona.

*Por Pablo Prieto

A diferencia de la naturaleza y de los objetos artísticos, donde encontramos una belleza, existe una belleza, que es la específicamente personal, la belleza responsable, con rostro, que sabe y responde de sí. La llamamos belleza integral porque resulta de asumir el hombre sus diversas dimensiones: lo físico, lo psíquico y lo espiritual. Esta integración, aunque ya incoada en nuestra naturaleza, está sin embargo por cumplir, por lograr, por inventar mediante nuestra libertad. De ahí que la belleza integral reclame necesariamente la creación personal. Es, por así decir, la belleza que alguien se saca de dentro y a la qre responde con su actitud y temple ético, pero también mediante artes específicas.

Por ser el cuerpo palabra originaria de la persona y como su signo eficaz, la belleza integral se vive y manifiesta ante todo corporalmente. Para ello requiere el concurso, entre otras cosas, de las artes de la intimidad: arreglo personal, cortesía, vestido, diseño, decoración, y multitud de otras actividades, por lo general manuales, que inventan y modulan la convivencia.

Su manifestación tiene lugar según cinco niveles:

a) El cuidado del aspecto, mediante el que se actúa sobre el campo magnético de la presencia.

b) El hogar, que es obra común de todos sus miembros, donde reluce la armonía peculiar de cada familia, su estilo, su excelencia, sus peculiaridades.

c) Posteriormente, la belleza integral aflora en la amistad, y de modo singular y paradigmático en el amor erótico, confiriéndoles lirismo y hondura.

d) Desde los niveles anteriores la belleza integral se proyecta en la compleja trama de las relaciones sociales, insuflando en ellas aliento de humanidad.

e) Por último, y como cerrando el círculo, los medios de comunicación, en particular las expresiones artísticas del mundo de la imagen (cine, publicidad, moda, diseño), reflejan, interpretan y configuran los niveles anteriores.

Elemento esencial en este tipo de belleza es el discernimiento, por vía afectiva, del significado esponsal del cuerpo, fundamento de la complementariedad entre varón y mujer. Esta sabiduría práctica en torno a la corporeidad es lo que otros llaman modestia, decoro, pudor, decencia, etc.

Otra característica de la belleza personal o integral es su carácter biográfico o narrativo, pues le es esencial aquel argumento que hace de cada vida algo único. Las artes mencionadas antes se dirigen precisamente a intensificar el sentido argumental, confiriendo a la vida cierto aire de novela o película, es decir, un todo con sentido. De este modo, cualquier vida, por corriente que sea, se torna digna de contemplarse, despierta admiración, irradia belleza.

Fomentar, captar y responder a la belleza integral requiere una ardua y exigente disciplina ascética, especialmente el recogimiento habitual y el dominio de la mirada. Así entrenado, el corazón se abre de modo espontáneo a la excelencia de la persona y siente la incitación de su misterio.

viernes, 12 de marzo de 2010

... Y fueron felices



No se considera feminista, «si eso implica creer que somos mejores que los hombres», ni machista, si eso implica lo contrario. Susana Moreu (Granada, 1973) cree firmemente en la dignidad de la persona, ya sea hombre o mujer. También en «nuestra capacidad de amar como motor de la vida». La directora de Comunicación del Instituto de Estudios de la Familia (Inefa) compagina su trabajo de arquitecto técnico con su labor de orientadora familiar. Autora de numerosos artículos en revistas especializadas. Su primer libro, ...Y fueron felices (Ediciones Internacionales Universitarias).


-No son pocos los que piensan que el amor es una ilusión trasnochada para mentes poco realistas...

-Sí, sí... y todos los días vemos reclamos cuyo único fin es buscar pareja. No nos engañemos, enamorarse y ser amado es uno de los bienes más preciados y queridos por la mayor parte de los habitantes de este planeta. Si tanto lo deseamos, ¿por qué es tan difícil mantenerlo? Y si se pierde, ¿por qué no nos resistimos a probar otra vez suerte? '...Y fueron felices' ha pretendido analizar algo que en un principio puede parecer tan etéreo, intangible, 'inmedible', como es el amor, pero, al mismo tiempo, es ingrediente imprescindible para ser feliz.

-¿Qué es el amor para usted?

-Hay muchísimas definiciones... sería imposible hacer un compendio de todas. Me quedo con una afirmación de Kierkeggard: «Engañarse respecto al amor es la pérdida más espantosa, es una pérdida eterna, para la que no existe compensación ni en esta vida, ni en la otra: ni en el tiempo ni en la eternidad». O lo que es lo mismo, el no conocer, en su sentido más amplio, lo que es el amor no tiene perdón.

-¿Qué temas se abordan en el libro?

-Principalmente, el de la relación de pareja. La finalidad del libro es dar pautas para conseguir una excelencia familiar. Se analizan algunos típicos tópicos, es decir, lo «típicamente femenino» y «típicamente masculino», con ironía e ingenio, aunque desmenuzando con humor la parte de verdad o mentira que denuncian los chistecillos o chismecillos que circulan por las redes de Internet. Asimismo, a lo largo de las más de sus 200 páginas, se analizan temas como la comunicación en la pareja, las crisis conyugales e, incluso, se profundiza en terapia preventiva para poder gozar de la tan deseada salud afectiva, garantía de estabilidad personal y excelencia familiar.

Inmadurez sentimental

-¿Cuáles son los principales conflictos que surgen en una pareja?

-El principal conflicto viene porque no nos conocemos. Y si no nos conocemos, no nos aceptamos tal y como somos. Hay muchas cosas que se saben, que se conocen..., pero no se aceptan. Se trata de una inmadurez sentimental que puede llevarnos a situaciones muy dramáticas. Hoy en día, vemos muchas parejas truncadas que no se conocían de verdad, por lo menos de una forma realista, porque entonces se habrían dado cuenta de su incompatibilidad y de que no eran lo que buscaban. Si queremos amar de verdad, resulta fundamental conocer al otro, ser consciente de su propio valor, de su propia belleza.

-¿Qué papel juega la comunicación en una relación de pareja?

-Comunicar es entrar en el mundo del otro y que éste entre en mi mundo. A mayor capacidad de comunicación, mayor felicidad. Para establecer una buena comunicación, lo primero que necesitamos es tiempo. Si vamos siempre corriendo, puede que sólo nos dirijamos la palabra para llegar a acuerdos sobre temas de organización de la casa o de los hijos. Si no estamos disponibles el uno para el otro, terminaremos por contar nuestras confidencias al compañero de trabajo o a la amiga de turno. Es muy importante dedicarse tiempo sin interferencias, sencillamente para charlar.

-Usted afirma en su libro que el aburrimiento es la grieta por donde se escapa la ilusión gota a gota. ¿Uno de los principales enemigos del amor es la rutina?

-Sí, pero no hay que esperar a que llegue la rutina. Inventar cosas para compartir juntos, planear actividades con un mes de antelación... El solo hecho de organizar es ilusionante.... Solo, con hijos, con amigos... Tenemos que tener ganas de estar juntos.

-¿Qué lugar ocupan los hijos en una relación de pareja?

-Unen lo que está unido, desunen lo que está desunido. Son una oportunidad perfecta para que la pareja se refuerce. Son el premio al amor que una pareja se tiene. Es el mejor negocio que puedes compartir. El tener hijos, educarlos... es apasionante, aunque también es motivo de conflicto. Somos lo que son nuestras familias. Para bien o para mal, la educación de nuestros padres nos marca.

www.ideal.es

miércoles, 10 de marzo de 2010

¡Es mi vida!... está en tus manos

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha puesto en marcha una campaña de comunicación en favor del derecho a la vida de los que van a nacer, con motivo de la Jornada por la Vida que se celebrará el próximo 25 de marzo. La campaña, que este año lleva por lema: “¡Es mi vida!... Está en tus manos”, tiene como objetivos principales seguir dando voz a los que van a nacer para defender su derecho a la vida y ofrecer apoyo real a las mujeres gestantes que se encuentran en dificultades.

Desde el 15 al 30 de marzo, se podrán ver los anuncios en 1.300 vallas publicitarias de 37 ciudades españolas. Además, ya se han comenzado a distribuir en las diócesis un total de 6 millones de dípticos informativos y se han enviado 30.000 carteles a las parroquias y centros católicos de todo el país.

En continuidad con la campaña realizada el año pasado “¿Y yo?...¡Protege mi vida!”, los carteles muestran la vida humana en sus primeros estadios. De este modo, se subraya la presencia en el vientre materno de un nuevo ser humano cuyo derecho a la vida debe ser reconocido y tutelado. Un bebé, en esta ocasión sostenido sobre las manos entrelazadas del padre y de la madre, vuelve a tomar la palabra y exclama: “¡Es mi vida!... Está en tus manos”.

La nueva ley del aborto, como han señalado los obispos, además de un serio retroceso en la protección legal de la vida de los que van a nacer, supone “un mayor abandono de las madres gestantes”. Por eso, la Campaña ofrece un sitio web (www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida) donde se puede encontrar abundante información sobre instituciones de ayuda para acoger las nuevas vidas humanas.



lunes, 8 de marzo de 2010

Feminismo de género

El feminismo de género, más conocido como feminismo radical, nace en la década de los sesenta en los Estados Unidos. Tras la Segunda Guerra Mundial, se crean condiciones que empujan a las mujeres a su inserción socio-laboral. Esto, aunado a los movimientos feministas vinculados a las ciencias sociales y las políticas liberales, crean las bases para construir un feminismo más agresivo.

El feminismo de género encuentra sus raíces en el feminismo marxista que establece la dicotomía mutuamente excluyente hombre vs mujer, femenino vs masculino en las afirmaciones de Federico Engels«el primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre hombre y mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino».
De esta manera, el feminismo de género parte de «la teoría del patriarcado» para justificar la «victimización» de las mujeres.

Otro elemento que definió al feminismo de género fue el pensamiento de S. de Beauvoir quien afirmó: «la Mujer no nace, sino se hace»,[2] que adquiere un nuevo significado, ya que en su visión existencialista, De Beauvoir niega la esencia del Ser Mujer y apunta a la construcción del ser en el hacer, es la misma afirmación Sartriana: «El hombre se crea a sí mismo»,[3] estableciendo una nueva dicotomía excluyente: esencialismo vs constructivismo.

Al mismo tiempo, en el ámbito del psicoanálisis se discutía sobre el planteamiento que en 1923 había hecho Freud acerca del origen de la diferencia de los sexos y el sexo biológico como el fundamento para la construcción de la identidad masculina y femenina.[4]

A finales de la década de los sesenta, Stoller (1968), apoyándose en los trabajos de Money, introduce en el psicoanálisis el concepto «núcleo de la identidad de género» para dar cuenta de la primera identificación masculina y femenina, que niñas y niños, a muy temprana edad, tienen de sí mismos antes del descubrimiento de la diferencia de los sexos. En su formulación el sexo se vincula a lo biológico, mientras que el género inscribe el componente comportamental y social. De esta manera el concepto de género, como el comportamiento femenino y masculino vinculado a lo social, cobra resonancia en el pensamiento feminista.

No es el feminismo quien inventa el concepto de género, pero sí quien lo convierte en un concepto central para la interpretación de las cuestiones relacionadas con las desigualdades entre hombres y mujeres. El feminismo, acostumbrado a establecer antagonismos, establece nuevas dicotomías: sexo vs género, naturaleza vs cultura.

El género se convierte en la herramienta para resistir la desigualdad de las mujeres por naturaleza y pugnar por la construcción social de la identidad femenina.

Pero el análisis de esta construcción de la identidad de género no se queda en un discurso que se refiere a lo femenino. Judith Butler, en su libro Gender Trouble, problematiza el concepto binario de género femenino/masculino[5], reescribe a Simón de Bauvoir al considerar el género como construcción cultural y el género como elección[6], y retoma a Wittig, quien opina que «el sexo se produce de manera discursiva dentro de un sistema heterosexual represivo». Butler propone una subversión de la identidad sexual que rompa el marco binario femenino/masculino y apunte a la legitimación e inclusión de otras posibilidades de género como pueden ser los gays, las lesbianas y los bisexuales o a lo que también llama la performatividad del género.

El feminismo de género instaura el debate entre igualdad y diferencia. Presentando la diferencia como la diversidad, término opuesto a la unidad, el debate se amplía a una nueva dicotomía: unidad vs diversidad, no existe unidad, no existe identidad, todo es diverso y relativo. No es la mujer, sino las mujeres, no es la heterosexualidad, sino la diversidad sexual, donde la heterosexualidad es sólo una variable. El extremo plantea que la reconstrucción del género requiere el cuestionamiento radical de las dicotomías, incluida el par sexo/género.

La teoría de género, sostenida por el feminismo radical, como todos los errores, tiene una parte de verdad al plantear las injusticias cometidas hacia la mujer y hacia la niña y buscar eliminar su discriminación, pero se extralimita y no deja de ser heredera de las ideologías totalitarias y las filosofías agnósticas y relativistas que olvidan que el ser humano está llamado a orientarse a una verdad que lo trasciende. Los promotores de la ideología de género dan soluciones basadas en criterios pragmáticos y de casuística que alimentan la cadena causal hegeliana de la conciencia/acción, la complejización de la experiencia constantemente reconstruida por el recuerdo y el provenir deseable subjetivo. En lugar de concentrarse en la capacidad que tiene el ser humano para conocer la verdad, ha preferido alimentar el odio entre hombres y mujeres, la violencia y la discriminación.

Como vemos, las coordenadas que enmarcan la ideología de género como antagónicas e irreconciliables, realmente no lo son. Los supuestos antagonismos son, en realidad, complementarios e incluyentes, se enriquecen mutuamente.
Hombre vs. mujer - Femenino vs masculino: El antagonismo hombre mujer no es tal. Hombre y mujer somos la humanidad, una unidad bidimensional y cada uno aporta su propia riqueza a la humanidad, ninguno puede usurpar o pretender suplantar al otro.

«Feminidad y masculinidad son entre sí complementarias no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino ontológico. Gracias a la dualidad de lo masculino y de lo femenino, lo humano se realiza plenamente, pero con una modulación diversa y complementaria»[7].

Sexo vs Género: El sexo es constitutivo de la persona y no sólo un atributo de la persona. La identidad de género no se construye, se construyen los símbolos que expresan esa identidad. El modo de expresar lo femenino y lo masculino se construye diferente en cada cultura, pero prevalece el Ser femenino y masculino. Por lo tanto, no es la representación simbólica la que crea la identidad femenina y masculina, es la identidad de género femenina y masculina la que construye la diferencia simbólica. No hay divorcio entre sexo y género. El sexo precede al género, se proyecta en el género, pero el género contribuye poderosamente a su perfección.
«La función del sexo, que en cierto sentido es «constitutivo de la persona» (no sólo «atributo de la persona»), demuestra lo profundamente que el hombre, con toda su soledad espiritual, con la unicidad e irrepetibilidad propia de la persona, está constituido por el cuerpo como «él» o «ella»[8].

Esencialismo vs constructivismo / Naturaleza vs cultura: No hay rivalidad entre lo que somos por naturaleza o por esencia y la capacidad que tenemos para construir nuestro entorno social. Hombre y Mujer fuimos creados desde el principio (Gn 1,27), este es un principio de esencia. Ser hombre y ser mujer no es una condición accidental del cuerpo, somos hombre o mujer por esencia, en cuerpo y alma y al mismo tiempo, por nuestras facultades volitivas y racionales, somos capaces de transformarnos y transformar nuestro entorno. Capaces de construir cultura, de construir la historia y de perfeccionarnos en ella.

«El ser humano, ser racional y libre, está llamado a transformar la faz de la tierra. En este encargo, que esencialmente es obra de cultura, tanto el hombre como la mujer tienen desde el principio igual responsabilidad. En su reciprocidad esponsal y fecunda, en su común tarea de dominar y someter la tierra»[9].

Unidad vs diversidad: La «diversidad sexual» en sus diferentes matices, gays, lesbianas, transgéneros, etc., no es otra cosa que la crisis de identidad que padece la sociedad actual. La búsqueda de la identidad sexual es el reflejo de que se ha roto la visión de la identidad y unicidad de la persona, es una búsqueda de la identidad personal.
«En su reciprocidad esponsal y fecunda, en su común tarea de dominar y someter la tierra, la mujer y el hombre no reflejan una igualdad estática y uniforme, y ni siquiera una diferencia abismal e inexorablemente conflictiva: su relación más natural, de acuerdo con el designio de Dios, es la «unidad de los dos», o sea, una "UNIDUALIDAD" RELACIONAL, que permite a cada uno sentir la relación interpersonal y recíproca como un don enriquecedor y responsabilizante»[10].

Notas
[1] Engels Federico. El origen de la familia, la propiedad y el estado. 1881.
[2] Cfr. Simone de Beauvoir. El segundo sexo. Buenos Aires, Siglo xx, 1981
[3] Cfr. Jean Paul Sartre. Ensayo. El existencialismo es un humanismo. 1946.
[4] Cfr. Freud, S. «Tres ensayos de teoría sexual». Obras Completas, vol. VII. Buenos Aires, Amorrortu, 1989 (109-222).
[5] Butler, «Gender Trouble, Feminist Theory, and Psychoanalytic Discourse», en Nicholson (ed.), Feminism/Postmodernism; Butler, Gender Trouble.
[6] J. Butler, «Variaciones sobre sexo y género. Beauvoir, Wittig y Foucault», en S. Benhabib y D. Cornell (eds.), Teoría feminista y teoría crítica, Generalitat Valenciana, Valencia, 1990.
[7] Carta del Papa Juan Pablo II a las Mujeres, 29 de junio 1995. no. 7
[8] JUAN PABLO II, Teología del Cuerpo. Varón y mujer..., AG, 21.XI.79, n. 1, p. 78.
[9] Cfr. Carta del Papa Juan Pablo II a las Mujeres, 29 de junio 1995. no. 7
[10] Carta a las mujeres, VI.95, n. 8.

Fuente: www.conoze.com