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martes, 29 de noviembre de 2016

Retorno. Paz



Acógeme, otra vez, puerto y amparo
de mis años mejores:
la casa blanca, las primeras flores,
el sencillo querer y el verso claro.

Por el alma, con voces de alborada,
me canta la alegría
de una fidelidad esperanzada
donde puedo salvarme todavía.

Porque, por fiel, me siento yo heredero
de mi parte de luz en la campiña;
hermano de la alondra… y de esa niña
coronada de azul por el romero.

Derrotada la voz de la sirena,
ha vuelto a mí la gloria
de una serenidad antigua y llena
de la parte mejor de mi memoria. 

Con tanta sangre como en ese cielo
tras la cimera nube enrojecida 
se está poniendo el sol, está en mi vida 
poniéndose el Dolor tras mi desvelo.

José María Pemán.

sábado, 18 de junio de 2016

Divina Presencia



Se me aclaró el sentido,
de pronto, del paisaje.
Y me sentí total como el latido 
de un corazón inmenso, y el mensaje 
del Amor a los hombres. 
Me di todos los nombres 
desde el del alba hasta el de la amapola. 
Me entregué sin prudencia y sin escudo. 
Y me sentí en la sola 
y alta hermosura del Amor, desnudo. 




Como advertí tu acento 
delgado, mi Señor, por la pradera, 
he sido en la ilusión de aquel momento 
todos los hombres, yo, en la primavera. 
Desde aquel día por los más cimeros  
picos de mi esperanza levantado,  
estoy de Tu hermosura sin linderos
con este amor total enamorado.

José María Pemán





domingo, 20 de abril de 2014

Sé que estás conmigo

Jan Wildens: Jesús con los discípulos de Emaús

Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.

Yo sé que estás conmigo, porque he visto
en las cosas tu sombra, que es la paz;
y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.

No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar... 

¡Otra vez, como ayer, te he conocido 
por la manera de partir el pan!

José María Pemán

Henry Osawa Tanner (Pittsburg 1859 - Paris 1937): Emaús

Joseph Brickey: Resurrección

viernes, 20 de diciembre de 2013

Oración a la luz

 
Señor: yo sé que en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos en la altura.


Por eso te celebro yo en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río:

por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
por llegar a Ti se hizo soneto.

José María Pemán


miércoles, 20 de marzo de 2013

Oración de la luz


Señor: yo sé que en la mañana pura 
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa 
porque todo tuviera su figura. 


Yo sé que se refleja la segura 
línea inmortal del lirio y de la rosa 
mejor que la embriagada y temerosa
 música de los vientos en la altura. 


Por eso yo celebro en el frío 
pensar exacto a la verdad sujeto 
y en la ribera sin temblor del río; 


por eso yo te adoro, mudo y quieto: 
y por eso, Señor, el dolor mío 
por llegar hasta Ti se hizo soneto.

José María Pemán

lunes, 9 de abril de 2012

Otra vez, como ayer.

Abraham Bloemaert - Los discípulos de Emaús (1622)

ORACIÓN

Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.

Yo sé que estás conmigo, porque he visto
en las cosas Tu sombra, que es la paz;
y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.

No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar...
¡otra vez, como ayer, te he conocido
por la manera de partir el pan!

José María Pemán

jueves, 25 de marzo de 2010

Presencia de Dios


He entrado en unidad con la pradera;
camino del magnífico, entregado, 
desplome de mi ser en lo divino.

He entrado en unidad con ese bosque
que es todo ruiseñor y es todo pena,
como el bosque que llevo en mis entrañas.

He entrado en unidad  con el estío:
y sus turbias raíces del pecado
le han servido de tronco a mi azucena.

Me duelen como deben de dolerles
a los granos de arena las espumas,
como al fondo del mar, la gran turquesa.

Se llega a Dios por todos mis sentido.
Se llega a Dios por todas mis heridas.
Se llega a Dios mirándome a los ojos.

Por las acequias rojas de mis venas
va la sangre moviendo el gran molino
de una oración enorme y sin palabras.

Se ma ha quedado anoche, junto al alma,
abierto el portoncillo de la pena:
… y Dios estaba, con el sol primero,
sentado, allí, en las flores.

José María Pemán
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martes, 6 de octubre de 2009

A veces me pregunto



A veces me pregunto si no pido más cielo
que el cielo de tus ojos en los míos;
si el cielo de mañana no serán estos ríos,
este valle, esta sierra con su luz... ¡y este desvelo!

¿Por qué han de ser un velo
el color y el prefil de otros abismos?
¿No serán ellos mismos
el cielo de mañana cuando Dios les sonría?

No me limita el monte
el horizonte que yo aspiro.
Quiero hacer Cielo todo cuanto miro;
¡y el arco de Tu Voz por horizonte!


(José María Pemán)