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sábado, 16 de junio de 2012

Corazón Inmaculado de María

María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón que arde de amor divino, que rodeado de rosas blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita a vivir el sendero del dolor-alegría.

La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos en el tiempo y la eternidad.

La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre.

Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.

Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús.

Venerar su Inmaculado Corazón significa, pues, no sólo reverenciar el corazón físico sino también su persona como fuente y fundamento de todas sus virtudes. Veneramos expresamente su Corazón como símbolo de su amor a Dios y a los demás.

El Corazón de Nuestra Madre nos muestra claramente la respuesta a los impulsos de sus dinamismos fundamentales, percibidos, por su profunda pureza, en el auténtico sentido. Al escoger los caminos concretos entre la variedad de las posibilidades, que como a toda persona se le ofrece, María, preservada de toda mancha por la gracia, responde ejemplar y rectamente a la dirección de tales dinamismos, precisamente según la orientación en ellos impresa por el Plan de Dios.

Ella, quien atesoraba y meditaba todos los signos de Dios en su Corazón, nos llama a esforzarnos por conocer nuestro propio corazón, es decir la realidad profunda de nuestro ser, aquel misterioso núcleo donde encontramos la huella divina que exige el encuentro pleno con Dios Amor.

(Aciprensa.com)

domingo, 21 de junio de 2009

Ciudad rendida




Almería renueva la consagración al Corazón de Jesús en San Cristóbal

El monumento situado en el Cerro acogió una solemne ceremonia presidida por Monseñor González Montes, que denunció la reforma de la ley del aborto y condenó el crimen terrorista cometido por ETA

Varios centenares de almerienses participaron en la celebración eucarística conmemorativa de la consagración de España y la Diócesis de Almería al Corazón de Jesús, que tuvo lugar a los pies del monumento situado en el Cerro de San Cristóbal, y que fue presidido por el obispo don Adolfo González Montes.

En su homilía, Monseñor González Montes se refirió a la imagen del Sagrado Corazón, que ha bendecido los hogares de España y ha presidido la vida de las familias; y al testimonio público que han de dar los seglares.

Denunció, asimismo, la reforma que el Gobierno quiere hacer de la ley del aborto, y condenó el crimen terrorista cometido por ETA la mañana del sábado en Bilbao. El testimonio de la fe tiene una ineludible dimensión pública, manifestó el prelado, y los seglares están llamados a proponer en privado y en público las opciones más próximas al Evangelio en orden a conformar la sociedad con la voluntad de Dios; y por esto mismo, han de rechazar en conciencia las propuestas contrarias a la voluntad divina, cuyo cumplimiento pedimos cada día. "Nadie puede legitimar la eliminación de los seres humanos en gestación que van a nacer. No se puede convertir la muerte de inocentes en un derecho de nadie, pervirtiendo hasta tal punto el lenguaje".

Posteriormente, Monseñor González recitó una oración de Consagración de la Diócesis de Almería al Sagrado Corazón de Jesús, por cuyo rezo será concedida indulgencia parcial; e indulgencia plenaria en las iglesias parroquiales, si se recitare en la solemnidad del Sagrado Corazón en 2009 y 2010, en las condiciones establecidas (cf. Enchiridion indulgentiarum. Normas, 15).





RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN DE LA DIÓCESIS DE ALMERÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Corazón de Jesús, Señor y Salvador de la humanidad, que fuiste levantado sobre la tierra para atraer a Ti a todos los hombres como Redentor del mundo:
Hoy venimos ante su sagrada imagen, para renovar la consagración a tu Corazón sagrado de la Iglesia diocesana, cuya geografía se extiende tanto como nuestra Provincia y sus gentes.

Queremos unirnos a la consagración que hicieron nuestros mayores, generación tras generación, para entregarte sus vidas pidiendo que se cumpla la voluntad de Dios Padre y venga a nosotros tu Reino de paz y justicia, de libertad, de amor y de gracia. Queremos seguir viviendo según el designio del Padre como fieles discípulos tuyos, capaces de llevar el Evangelio de la vida a los hombres de nuestro tiempo, testigos del amor por nosotros que te llevó a la pasión y a la cruz para que no se perdiera ninguno de los que el Padre te ha dado.

Te damos gracias, porque diste tu vida por nosotros, Señor. Nos conmueve contemplar tu Corazón atravesado y, a pesar de nuestros pecados, quisiéramos corresponder a tu amor con el nuestro, reparando el desamor y los agravios de tantos alejados de Ti. Nos sentimos sostenidos por tu gracia y amparados en la intercesión de tu Santísima Madre, cuyo Corazón Inmaculado, asemejado al tuyo, fue traspasado junto a la Cruz al contemplarte víctima de nuestros crímenes e injusticias.

Te pedimos, Señor y Rey nuestro, que reavives nuestro amor primero y que el Espíritu Santo inspire nuestras acciones. Acrecienta el celo sacerdotal de tus ministros, la vida de consagración de religiosos y miembros de las sociedades apostólicas, y la capacidad de testimonio de los fieles laicos, llamados a transformar las realidades temporales según el plan de salvación de Dios Padre.

Te consagramos, Señor, nuestras personas y te ofrecemos nuestras vidas. Todo lo ponemos bajo tu divino Reinado para que por medio nuestro te lleguen a conocer los hombres y mujeres de nuestro tiempo que viven alejados de Ti. Ayúdanos a permanecer fieles a la tradición de fe apostólica que ha inspirado nuestra historia cristiana.

Haz, Señor, que tu Reinado social sobre nosotros colme a España de la bendición divina, para que nos veamos libres de los graves atentados contra la vida humana, se haga fuerte la fidelidad de los esposos y se consolide la vida familiar. Que tu Reinado de justicia multiplique el trabajo, fuente de progreso y paz social, para que podamos alabarte, y por la fe, la esperanza y la caridad vivamos ya contigo en tu Reino.

Jesucristo, Señor y Rey nuestro, hermano de los pobres, bendice a cuantos en Ti ponemos toda esperanza. Por Ti la gloria y la alabanza a Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo.

¡Jesucristo, Hijo del Dios vivo, ten piedad de nosotros!
¡Corazón de Jesús, en Ti confío!

Almería, a 19 de junio de 2009
+ Adolfo González Montes
Obispo de Almería