
También me admiro de este “riesgo” que Dios corre con nosotros, al hacernos libres para quererle o no.
Estoy leyendo Mala tierra, de María Vallejo- Nágera, cuya protagonista, Anne Sophie, sufrió desde su más tierna infancia todo tipo de vejaciones, abusos sexuales, y maltrato físico y psíquico por parte de sus padres, hermanos y vecinos. A pesar de su durísma infancia, ha sabido sobreponerse a todos esos escabrosos episodios y en la actualidad dedica su vida, como religiosa a la defensa de la familia y el no nacido.
¿Qué será lo que hace que las mismas desgracias que a unos llevan al suicidio, a la drogadicción, al alcoholismo, al crimen; lleven a otros a intentar perdonar, a aprender a amar, a dar su vida por los demás?
¿Qué es lo que hace que una vida de fruto a pesar de crecer rodeada de odio?
Sin duda, pueden crecer flores en un erial.
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